Varios colegiados interrogados por la Guardia Civil creen que el FC Barcelona intentó obtener beneficios deportivos con los pagos al exvicepresiente del Colegio Técnico de Árbitros (CTA) José María Enríquez Negreira y su hijo, si bien aseguran que no lograron influir en los arbitrajes.
Así se desprende de los interrogatorios que la Guardia Civil ha efectuado como testigos en los últimos meses a 21 colegiados y excolegidos españoles por orden del titular el juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, que mantiene imputados al presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, y a sus antecesores Josep Maria Bartomeu y Sandro Rosell, por los pagos millonarios de la entidad azulgrana al exdirigente del CTA y a su hijo entre 2001 y 2018.
Según consta en el sumario del caso, al que ha tenido acceso EFE, los colegiados discrepan sobre los motivos por los que creen que el Barça hizo estos pagos, ya que algunos sostienen que buscaban un beneficio deportivo, otros que fueron engañados por los Negreira y algunos que era una trama para obtener lucro personal, pero todos coinciden en que no influyeron en los arbitrajes.
Uno de los colegiados más contundentes ante la Guardia Civil ha sido José Luis González González, quien preguntado sobre los motivos por los que el Barça contrató a los Negreira aseguró que creía que "querrían sacar algún beneficio deportivo".
Según González González, Negreira les haría entender a los directivos azulgrana "que tenía algún poder sobre los árbitros", si bien afirma que, en base a su experiencia profesional y su conocimiento del funcionamiento del CTA, esas contrataciones no pudieron influir en la competición.
Para este colegiado, este asunto no solo "no influyó en ningún árbitro", sino que su opinión es que Enríquez Negreira "se puso de acuerdo con directivos o miembros del FC Barcelona para beneficiarse a título particular con esos pagos, repartidos entre ellos".
Por su parte, en su declaración ante la Guardia Civil, el exárbitro Antonio Miguel Mateu Lahoz consideró "imposible", tal y como él entiende el mundo del fútbol, que los pagos del Barça a Negreira pudieran influir en la "competición o en la proyección de árbitros".
No obstante, también apuntó que "no tiene sentido" que el FC Barcelona pagara a los Negreira por informes arbitrales, puesto que estos deberían ser elaborados por el propio equipo técnico del club, sin necesidad de terceros.
El testigo explicó además a la Guardia Civil que compañeros suyos han ido a cenar al restaurante que regenta la pareja de Enríquez Negreira y que en una o dos ocasiones lo llevó en coche el hijo del exvicepresidente del CTA, al que conocía porque ejercía de 'coach' en concentraciones de árbitros.
Mateu Lahoz señaló también que el sistema de clasificación de los árbitros en el CTA "no es transparente, meritocrático ni empírico, ya que no se basa en criterios tangibles".
Eduardo Iturralde González, árbitro de Primera División entre los años 1995 y 2012, testificó por su parte que Negreira sí que tuvo ascendencia sobre los árbitros "desde el momento que trabaja codo con codo con el presidente" del CTA, si bien precisó que la influencia del vicepresidente "sería más en árbitros de categorías inferiores y no tanto en Primera División".
En este sentido, "no se sustenta", según Iturralde Gonzaléz, que los pagos del Barcelona a Negreira fueran "para garantizar la neutralidad arbitral".
En su opinión, "los pagos (del Barcelona) a Negreira han sido utilizados para enriquecer a directivos del Barcelona", ya que entiende que con ese dinero "algún directivo del club se ha enriquecido a través de una factura fundamentada en informes arbitrales que no tienen apenas valor".
No obstante, en un momento de su declaración ante la Guardia Civil, apuntó que si los pagos del Barcelona a Negreira "se fueron autorizando por distintas personas en distintos momentos del tiempo, sí que podría existir la intencionalidad de influir en los árbitros".
Por su parte, Miguel Martínez Munuera, árbitro asistente en primera división, detalló a la Guardia Civil que el hijo de Negreira le llevaba en coche desde el hotel al campo del FC Barcelona y del RCD Espanyol cuando arbitraba en la capital catalana.
Muy crítico con Negreira también se mostró en los interrogatorios el exarbitro Ignacio Fernández Hinojosa, para quien el ex vicepresidente del CTA "no hacía nada, no estaba capacitado, ni siquiera técnicamente", ya que era el presidente de los colegiados en la época, Sánchez Arminio, quien lo "manejaba todo".
Para Fernández Hinojosa, el Barça pudo haber pagado a los Negreira pensando que estos podrían tener "alguna influencia en los árbitros" y de esta manera "favorecer" al club azulgrana en el aspecto deportivo, aunque en realizad no podían influir.
Por este motivo, considera que Negreira, "aprovechándose de su situación, ha engañado de alguna manera a alguien del FC Barcelona haciéndoles creer que iba a poder influir en la competición y lo que finalmente trató era de hecho obtener pagos".
También el exárbitro Ignacio Iglesias Villanueva, que acudió a alguna cena en Barcelona con los Negreira y otros colegiados, considera que el FC Barcelona hizo los pagos "posiblemente" porque pensaban que podrían tener algún tipo de "favor deportivo", si bien cree que ningún árbitro se dejaría influir "por nadie".
Alfonso Pino Zamorano, árbitro de primera división entre 2000 y 2007, también testificó que el Barça buscaba con los pagos "un interés deportivo en cuanto al trato de favor del CTA y sus árbitros", aunque está convencido de que los Negreira "les han vendido humo" porque opina que los árbitros no se dejan influir.
Por su parte, Víctor Areces Franco, que arbitró en segunda división entre 2014 y 2020, testificó ante la Guardia Civil que con los pagos a los Negreira, el FC Barcelona podría pretender "tener bajo control a los árbitros" y que "favorecieran" sus intereses, aunque "le cuesta llegar a pensar" que realmente influyeran en los arbitrajes.
Asimismo, David Medié, árbitro de Primera División entre 2017 y 2021, considera que el Barcelona "tiró el dinero" porque sus pagos no tuvieron "ninguna influencia en el colectivo arbitral".
Daniel Ocón Arraiz, que arbitró en Primera División entre los años 2016 y 2017, declaró que con los informes que contrató el Barcelona a los Negreira "se buscaba conocer las debilidades de los árbitros con el objetivo, quizá, no de beneficiar a un club, pero sí remarcar esas vulnerabilidades del árbitro", lo que, en su opinión, sería "una traición" a los colegiados.
Y, sobre los pagos del Barcelona a Enríquez Negreira, Ocón Arraiz apunta que "para nada" influyeron en la competición y opina que "podía ser una estafa o vender humo o una persona utilizada para retirar dinero y que volviese a otros directivos".