Javier Fermán, hace unos años caminaba entre cadáveres y tumbas. Ahora, fue uno de los jugadores revelación de la Primera División, en su primer torneo con el Dragón, lo que le valió para ser tomado en cuenta por Hugo Pérez para el amistoso de la Selecta ante Nicaragua.
Con mucha alegría, el delantero de los mitológicos dice "se me cumple un sueño de niño", sin olvidar sus comienzos, los cuales compartía junto a su padre y abuelo, como sepulturero en Anamorós.
"En verdad no me esperaba este llamado a la Selección, en un torneo que ha sido muy corto. Agradecido con Dios, por esta oportunidad y con el profesor Pérez, por tomarme en cuenta", expresó a Cancha, todavía muy sorprendido al ver su nombre en la lista de convocados.
Desde los diez años, según cuenta Fermán, comenzó a trabajar con su familia en el cementerio "arreglando los nichos, construcción de las tumbas. Tengo permiso para hacer este trabajo. Pero ahora que me dedico al fútbol, ayudo a mi padre con los contratos de trabajo y diseño de las tumbas", explica.
Como anécdota cuenta que en una ocasión: "Me tocó sacar restos de una persona, pues su familia iba a reutilizar el nicho. Entonces sacamos los huesos, los envolvimos en una sábana y los volvimos a meter", comenta con la tranquilidad que le ha dado la experiencia de este trabajo.
Javier Fermán asegura que se siente muy orgulloso de haber aprendido esta labor, que luego fue compartiendo con los entrenamientos en los equipos hasta terminar celebrando los goles en la Liga Mayor.
"Este fue mi primer torneo en la Primera División siempre aporté lo más que pude a mi equipo, con goles y asistencias. Creo que rendí muy bien y espero en el próximo torneo hacerlo mejor", resaltó el goleador, ahora seleccionado nacional.