A 10 años del castigo, Dennis Alas habla por primera vez: “Aprendí que el mundo no se acababa con la sanción”

“Capítulo cerrado” dice Dennis Alas cuando se le piden precisiones sobre los amaños de partidos en la Selecta que significaron su suspensión de por vida –y la de 13 compañeros más – . Acepta la entrevista de CANCHA y se sienta a tomar un café cerca del Cuscatlán: “Tengo ratos de no dar una entrevista. Por lo mismo, el tema de los amaños que, para mí, ya es un capítulo cerrado”, repite.

-A diez años de la sanción por amaños, ¿cómo ha seguido tu vida, Dennis?

-Después de diez años de lo que pasó, de los amaños y la suspensión, gracias a Dios tuve el apoyo de la familia, que fue lo más importante. Porque en ese momento se nos vino todo encima, pero en lo personal me apoyó mucho la familia y fue importante. Traté la forma de cerrar esa página, de seguir adelante, de olvidarme de eso. Pero no te digo que no afectó. Afectó bastante porque una semana estaba jugando y a la siguiente semana me dijeron que ya no podía jugar. Afectó. Pero al final le di gracias a Dios, por tener la madurez de aceptar todo lo que pasó y saber que el mundo no se acababa ahí, con esa sanción.

-¿Y cómo fue tu relación con el fútbol en esos momentos?

-Me desconecté del fútbol, no quería saber nada, ni miraba los partidos. Pero conforme fue pasando el tiempo y los años dije, ‘esto es un capítulo cerrado, lo que pasó, pasó’.

-Esto cambió con el tiempo.

-Sí, lo que me impulsó fue ver a mis hijos como les gustaba el fútbol. Llevarlos a entrenos, verlos que les gustaba jugar, ahí volví a retomar eso; ya me invitaban a partidos, a chonguengas y entonces me empecé a involucrar otra vez en el fútbol.

-¿Y cómo siguió la relación con tus compañeros también suspendidos?

-La mayoría se desconectó. Un buen porcentaje de mis compañeros se fueron para EE.UU., fuimos pocos los que nos quedamos aquí. Y quizás de esos pocos, con los que más hablaba era con Christian (Castillo), Ramón (Sánchez), Dago (Portillo), era con los que más relación tenía. Ahora jugamos en torneos que nos invitan.

-¿Tuviste problemas con aficionados o te increparon alguna vez en la calle?

-Increíblemente, esa semana que nosotros nos dan el castigo, yo tenía que ir a un asunto familiar y estaba con eso, de ir o no ir. Nunca tuve un percance, nunca. Quizás en su momento hubo gente que hablaba de atrás, pero de frente nunca me dijeron nada. Al contrario, a veces iba al súper o a comer, y había gente que me decía: “puya, que lástima que le pasó esto”. Pero nunca hubo alguien que me dijera “eh, hijo de p…” o algo así.

-¿Los sorprendió la sanción de por vida?, ¿esperaban algo así?

-Cuando dieron la sanción, nosotros más o menos ya sabíamos por dónde venía el asunto, los abogados nos habían advertido de lo que podía pasar. En ese entonces, teníamos la esperanza de que fuera una sanción de un año, o dos, o cinco, como pasó con otros jugadores. Pero nunca nos imaginamos que hubiera sido una sanción de por vida. Cuando sale la sanción, fue un impacto: de la noche a la mañana ya no podíamos jugar. Entramos a la conclusión de que ellos decían, ‘bueno saquemos a estos que prácticamente ya van para fuera por la edad y dejemos a los que todavía pueden…’ Entonces, me imagino que por ahí venía. Fue triste porque tal vez muchos de nosotros podíamos seguir jugando.

-¿Por qué pensás que se dio esa separación entre jóvenes y veteranos?

-Me imagino yo, es una suposición mía y de los abogados. Dago estaba con sus años, el Mudo ya estaba con sus años, Anaya igual, eran jugadores de edad. Yo tenía 31. Había jugadores … fue más fácil para ellos decir eso. Al final, muchos de nosotros lo que hicimos fue cerrar ese capítulo y decir, bueno pasó, aquí no hay que venir a decir si somos culpables o no somos culpables; no hay que decir si esas personas nos juzgaron bien o nos juzgaron mal. Al final yo creo que cada uno debe asumir sus errores. La sanción fue esa, la aceptamos y ¿qué se podía hacer?, ya no podíamos hacer más nada.

-El impacto de no jugar más de un día para el otro, ¿cómo lo sobrellevaste?, ¿tuviste asistencia profesional, te refugiaste en alguna iglesia o no cambiaste nada en tu vida?

-Mi esposa iba a la iglesia a El Salvador del Mundo, yo tenía un amigo, Carlos, que a veces me invitaba a partidos y a las reuniones. Cuando pasó lo del castigo, me metí más de lleno en ese grupo, sentí apoyo de muchos amigos. Ahí no te van a juzgar ni decir nada, poco a poco uno se va sintiendo acuerpado por gente exterior al fútbol. Fue bonita esa experiencia.

-¿Qué pasa por tu cabeza cuando hoy ves a la Selecta?

-Cuando yo me desconecté del fútbol, no quería saber nada de la Selección, por lo mismo. Estaba con ese enojo interno. Pero cuando después miraba lo partidos de eliminatoria, miraba a mi hermano (Jaime), miraba a jugadores que iban en crecimiento como Cacho (Larín), Cerén (Darwin), entonces decía ‘que buena camada se está formando’. Era una camada muy buena, con Bonilla, el rusito Flores, que sinceramente no sé por qué no despuntó.

Siento que esa camada tenía para dar mucho más. Había jugadores que tenían su recorrido, jugaban en el exterior y estaban jóvenes, el central de FAS (Domínguez) estaba en Bolivia, muchos afuera. Uno decía, esta selección va a dar, pero al final no sé qué les pasó. Creo que es complicado porque después del proceso que nosotros traíamos, mucha gente apuntó a esa selección, decía que eran el futuro, nosotros como ex futbolistas también pensamos que eran el gran futuro.

-Pero a la vista de los últimos resultados, ha involucionado el fútbol salvadoreño.

-Estoy en un chat de fútbol con varios exjugadores de distintas épocas. Nos ponemos a tertuliar y salió esa conversación sobre qué le está pasando a nuestro fútbol. Es bien difícil poder opinar cuando uno ha estado en la cancha. Pero si es triste ver hace años un FAS que se paraba con los equipos de Centroamérica y los ponía a temblar, incluso hace dos o tres años Alianza peleando con los grandes de México. A mí me tocó jugar Concachampions con Firpo y poníamos a temblar al DC United, que nos tuvo que ganar en penales (2009). Y ahora ver la imagen que se está dejando es preocupante. Siento que jugadores hay, pero ¿qué le está pasando al jugador ahorita?, esa es la pregunta. Si te ponés a pensar, FAS tiene un buen equipo, que imagino está al día. Águila, igual. Pero hoy se ve que hasta los equipos de Nicaragua nos están compitiendo.

-¿Cómo fue subsistir sin el fútbol? ¿cuál fue tu medio de vida?

-A mí siempre me gustaron los “business”, siempre hacía mis pininos en esto y lo otro; ya después del fútbol, me dediqué a todo lo que tiene que ver con carros, detallado, interior, exterior, limpieza de motor. Ya tenemos ratos de estar con ese negocio. Mi papá abrió otro local donde venden llantas, rines. Nos hemos metido en ese rubro.

-¿Y al fútbol seguís jugando?

-Siempre juego, estoy en liga Master, siempre nos invitan a EE.UU. Van varios años que invitan a jugar, más que todo a Houston y Atlanta. Entonces allá, la mayoría son ex jugadores de Centroamérica. El año pasado andaba una selección de los ex jugadores de Honduras, con Pavón, Guevara, y más.

-¿A la Selecta como la ves?

-Hoy, con qué cara se le va a decir ‘profe, convoque a los jugadores de aquí’. Si el fútbol ahorita pues… Lo más lógico es que busque de afuera. El profe quizás no convoca a jugadores locales porque el nivel de juego no es el que espera y que en otras ligas los pueda encontrar. Incluso, cuando nos tenía el profe De los Cobos, él era un acérrimo a la liga salvadoreña, era raro que convocara jugadores de afuera. Y cuando convocaba de afuera eran dos o tres, pero qué tipo de jugadores, Arturo Álvarez, Fito que estaba en Rusia, Cheyo que estaba en Chipre.

-¿La ves con chances de ir al Mundial?

-Yo, como salvadoreño y con el capítulo cerrado que ya dejé, la verdad espero que sí. Esta oportunidad que se nos ha dado espero que la aproveche la Selección. Creo que material hay, jugadores hay. Y ya depende de la Federación, del cuerpo técnico y jugadores, agruparse y pelear por un cupo. De todas las eliminatorias, esta es la que los países de Centroamérica, que han estado a punto de llegar a un Mundial, pueden llegar. Por lo menos pelear.

-Ustedes estuvieron cerca en 2010, ¿qué falló?, ¿qué pasó?

-Al final lo que nos pasó factura fueron los empates que tuvimos con EE.UU. acá y allá. El partido clave fue el de acá. Ganando acá a EE.UU. nos hubiéramos metido al repechaje, que se metió Costa Rica…

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