¡Salvadoreño sueña con ser profesional en fútbol de Brasil!

Dice Silvio Rodríguez, en una canción, que le gusta hablar de lo imposible, porque de lo posible se sabe demasiado. Y parece que la familia Castaneda, sin estar muy interesada en la música, pero sí en el fútbol, se toma esta frase un poco a pecho.

Y es que Christopher Giovanni Castaneda, de 14 años, pretende convertirse en futbolista profesional no en su natal Sonsonate, o siquiera en El Salvador. Su sueño es conseguirlo nada menos que en Brasil, cuna de miles y miles de futbolistas que compiten día con día en un lugar donde se respira el balompié por doquier, en cada esquina, en cada playa, en cada favela, en cada barrio. Con él y con su padre, el exfutbolista que le heredó el nombre y otros de sus dotes, habló CANCHA para saber su historia.

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Fútbol y migración

Giovanni Castaneda fue un exjugador de Segunda División que, en 2020, migró rumbo a Brasil junto con su compañera de vida. “Salimos para acá en el 2020 y nos instalamos desde entonces”, cuenta desde Fortaleza, al norte de Brasil, a la orilla del mar Atlántico, el progenitor.

Para esa época, Christopher tenía 13 años y jugaba al fútbol desde los 4. “No le miraba mucho en el fútbol a esa edad, pero empecé a armar torneos en la colonia Sensunapán (Sonsonate) y estuvimos jugando torneos locales. Luego, Christopher pasó a jugar a las Adfas (Asociaciones Departamentales de Fútbol Aficionado), participó en diferentes torneos, y fue escogido por el profesor Wilson Sánchez Ibarra para pertenecer a la selección del colegio San Francisco de Asís”, explicó Castaneda.

Fue así como empezó a despuntar, formó parte de selecciones en Juegos Estudiantiles, y también en los Juegos del Consejo del Istmo Centroamericano de Deportes y Recreación (Codicader) en las ediciones 2018 y 2019. Incluso, antes de viajar al sur del continente, participó en torneos de la Fundación Educando a un Salvadoreño (FESA), con el que fue campeón. Wilson, de hecho, hasta ganó un premio como entrenador y fue a capacitarse a México.

“Voy a dar todo lo mejor de mí en la prueba que tendré. Me siento bien, me he adaptado, sólo al inicio me costó entender el idioma"

Christopher Castaneda, jugador salvadoreño en Brasil

Una vez instalados en Brasil, Christopher comenzó los estudios en un colegio, y, además, jugaba al fútbol sala en una cancha cercana, y también en su centro de estudios. En un parque aledaño, enorme, con canchas de fútbol playa, de sala, de baloncesto, lo vieron. “Un señor lo convocó a jugar en torneos de fútbol sala, le vio cualidades, y me dijo que le harían pruebas, que lo cuidara”.

Así, poco a poco, comenzó a llamar la atención en un país donde los clubes importantes tienen escuelas por todos lados para buscar talentos y pulirlos.

“Fue a participar a una prueba e ingresó en la escuela del Flamengo, en Fortaleza. Acá en cada ciudad ellos tienen sus escuelas, sus fundaciones, con las que van escogiendo talentos. Así, ingresó al Flamengo y, en menos de 6 meses, empezó a destacar y fue recibiendo convocatorias más fuertes, hasta estar ya en las bases”, cuenta orgulloso Giovanni.

En una ciudad tan grande como 10 veces El Salvador, clubes como Gremio, Vasco, Ferroviaria, tienen sus equipos en Serie A (mayor) y sus escuelas de diferentes niveles por todos lados. Luego, siguió jugando en torneos de la zona, y el entrenador de la formadora Club Estaçao dijo que lo quería.

“Ellos solo se encargan de buscar talentos, prepararlos y venderlos, es como una cuna en donde el enfoque es instruirlo, educarlo, prepararlo para cuando un club grande lo vea, pero la preparación solo es en la parte deportiva”, cuenta Castaneda sobre esa oportunidad.

Ahí, Christopher aceptó el reto y la propuesta y pasó a formar parte de esta institución deportiva, que cuenta con nutricionista, preparador físico, asesoría para los entrenos, y gimnasio.

“Desde pequeños los tratan como profesionales. Acá ya no tienen que vestirse con yinas, así como en El Salvador, cuidan hasta la imagen, y si ven que no sube de nivel, no los andan contemplando, o juegas bien o ciao (despachado). Muchos vienen detrás con ganas de entrar a las bases, no entra cualquiera, sino el que tiene futuro, madera para profesional”, asegura Castaneda.

Para ingresar, Christopher tuvo que pasar muchas pruebas, y le tocó ver cómo muchos chicos se marchan llorando, sin dar el ancho.

“A Christopher, gracias a Dios, desde la primer semana que vino, el profesor dijo que lo quería. Gracias a Dios es muy disciplinado, y sigue los consejos que le dan, y también los de Wilson, gracias a él también, que lo preparó mucho desde pequeño. Él sabe a qué ha venido y qué quiere en la vida”, afirma Castaneda padre.

Adaptación

Aunque llegó como volante creativo, en Club Estaçao también lo han utilizado como lateral derecho, y ser polifacético es fundamental cuando hay tanta competencia en un país como Brasil. La esperanza es que algún club lo vea y lo fiche (firme contrato) para que siga desarrollándose hasta poder dar el salto a jugar profesionalmente.

Christopher cuenta que no le costó la adaptación, que al inicio sí se le dificultaba entenderle a sus amigos el portugués, pero que, con el paso de los días, aprendió el idioma sin mayores problemas en la escuela. Ahora, se le ha abierto otra puerta, pues se irá a probar al Esporte Club Vitória, de Salvador de Bahia, un club que cuenta con distintas estructuras, y cuyo equipo mayor actualmente milita en la Tercera División Profesional.

Mientras tanto, sigue estudiando y entrenándose. En la mañana, escuela, en la tarde, fútbol, y en la noche, tareas, y a dormir temprano, pues todos los días es lo mismo, salvo fines de semana, para los partidos.

“La verdad, me siento bien, bendecido, agradecido con Dios por la oportunidad que me ha dado. Extraño bastante a El Salvador, a mi familia, a mis abuelos, mis abuelas, a mis amigos de allá, todo. A mi mamá que está en Estados Unidos, a quien le mando un saludo, y quien también me ha ayudado”, contó.

“Ya no me cuesta hablar en portugués, en la escuela hablo bien con mis amigos y he aprendido bastante. Lo que sí me costó al nomás llegar era entenderle a la gente, pero con el tiempo he ido aprendiendo”, dijo el chico de 14 años, quien admira al portugués Cristiano Ronaldo en el mundo del fútbol, y es seguidor del Sonsonate, del Flamengo y de algunos otros equipos en Brasil.

En julio, tendrá la prueba. “La verdad, no estoy tan nervioso, un poquito. Voy a dar todo lo mejor de mí”, contó desde Brasil un salvadoreño que compite contra los mejores del mundo por tener un lugar en un equipo profesional de fútbol y que trabaja fuerte para ello.

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