Cuando pareció que no había nada, CD FAS venció la noche de este miércoles a Alianza (1-0), en la ida de cuartos de final. Apareció en el añadido Camilo Salazar (90'+3'), para -tras un recorte a una marca defensiva- definir a ras de piso el de la victoria que hizo estallar el estadio Quiteño. El tigre lo buscó y no bajó los brazos y, como campeón, espera sentenciar la vuelta el sábado, en el Cuscatlán, para buscar las semifinales.
Tanto tigrillos como paquidermos, se plantaron similares, con una media poblada para salir por los laterales, y meter presión por ahí, y con un hombre en punta, apoyado desde carril central por uno o dos elementos (4-3-2-1). Esto permitió un trámite abierto, movido, con opciones en ambas áreas, pero pronto con faltas y amarillas.
Sin embargo, pese a la propuesta de ambos de tratar de pegar primero a red, los porteros aún no habían sido exigidos con real peligro. Algunas pausas largas cortaban el ritmo de partido. FAS esperaba las contras, pero no inquietaba; Alianza mantenía el orden, y frenaba la media local.
Pasado el primer cuarto, FAS presionaba, tenía dominio de balón, pero le faltaba profundidad. Los albos, a momentos, manejaban sus espacios, pero caían en ansiedad. Intentar ir al frente, pero al salir de su media, no encajar el último toque. Desesperaba Alianza, por el poco flujo hacia Emerson Mauricio.
Mientras a los occidentales les faltaba el hombre que hiciera la diferencia adelante, pese a que Guillermo Stradella bajaba, recogía balones o los recibía, y presionaba. Pero no era suficiente para encontrar el gol. FAS, además, contó con varias a balón parado, pero sin riesgo.
El juego mantuvo el ritmo y la intensidad. Mucho de medio campo. Pero ni tigres, ni capitalinos despuntaron con su mejor versión. Incluso, aún aparecieron agresiones como la de Marvin Monterroza a Rudy Clavel, que terminó en amarilla a los dos. Alianza empujó antes de irse al descanso, pero el cero no se inmutó para nadie.
Aunque el obligado era FAS para sacar de casa la ventaja en la ida, Alianza tampoco mostraba un mérito mayor para encontrar el triunfo. Pero la idea de aprovechar el complemento se vio en las modificaciones que ambos fueron realizando poco a poco.
El campeón apuntó a presionar, aunque no adelantó filas de entrada. Sostuvo el mismo funcionamiento y rindió igual al de la primera parte. Pero se mostró urgido, más inquietante, sin descuidar la última línea en el par de jugadas en profundidad aliancista.
Y es que los albos se terminaron de plantar como a esperar, sin desesperar, a amarrar el empate para definirlo en la vuelta. No metió en aprietos a FAS, y esto de paso dejó que el partido cayera en un bache de pocas emociones.
Pero a medida el tiempo se dilataba, el partido tenía chispazos de impulso y de iniciativas individuales. El juego se sostenía en el medio campo, sin dominador, abierto, pero sin contundencia. El cero parecía inamovible. Esto aún con los cambios tigrillos para refrescar adelante.
El cierre tuvo un tanto de tensión. Y un poco de dientes apretados, sobre todo de la gente, pero aún con el par de oportunidades para intentar descontar, el gol no aparecía. Daba la sensación de que se iba más tranquilo Alianza, pero Salazar volvió a la vida a FAS. Y lo ganó el tigre.