Tras una prolongación para el arranque del torneo Apertura 2024, también tuvo que suspenderse el sorteo porque simplemente en Primera División no saben con exactitud cuántos equipos participarán.
El torneo arrancará, en teoría, el 27 y 28 de mes (tras una primera modificación), pero a apenas escasos 17 días, no hay claridad de nada. El lunes, Samuel Gálvez, presidente de Primera División, reconoció que al menos un equipo no había presentado la documentación necesaria para solicitar su licencia de clubes para poder competir, y también reconoció problemas para completar los finiquitos, sin dar nombres o si implicaba al mismo cuadro o a otros.
Así no se puede planificar. El desorden ha imperado en el fútbol nacional en general, no sólo en Primera División. Es difícil convencer patrocinadores si no se ordenan en lo más básico. Si no hay equipos con capacidad de estar en Primera es la misma liga la que debería de estar más interesada en que no continúen en dicha liga hasta que tengan la capacidad, a través de un proceso de crecimiento desde Segunda, o desde Tercera.
Pero se han chinchineado toda la vida, se han permitido cualquier cantidad de excusas por años. Ahora que el Comité de Regularización que comanda la FESFUT ha puesto un poquito de orden, y solo para tratar de que se cumpla lo que en realidad establece FIFA, han vuelto a pedir una y mil veces prórrogas, ayudas, o que se les dispense que no puedan cumplir con "x" o "y" requisito.
Pasó lo mismo para el torneo pasado, se les dio plazos nuevos para que cumplieran con un plan que los mismos equipos se comprometieron a cumplir para realizar mejoras en los escenarios. Fue muy flexible la FESFUT entonces, bajo el argumento que, en efecto, es difícil invertir.
Pero ojo, acá hay un punto importante que parece que todo el mundo olvida. A nadie, a ninguna directiva, a ninguno que pone dinero en los equipos les obligan a estar en Primera División: si no pueden estar ahí, pues no deberían. Vuelvan cuando hayan realizado todas las tareas de manera adecuada, cuando entiendan de marketing deportivo, cuando creen un modelo desde Tercera y Segunda División que les permita no financiarse solo con las taquillas del domingo, cuando planifiquen a corto, mediano y largo plazo y no dependan de una diáspora entusiasta que dejará de regalar el dinero cuando no vea resultados.
Lo mejor que puede ocurrir es una depuración, pero esa no servirá de nada si no se implementa también en Segunda y Tercera, y si no se crean las bases para que, desde el fútbol aficionado, se vaya cumpliendo con lo mínimo para tener fútbol profesional algún día, uno que de verdad pueda nutrir a la Selecta de jugadores competitivos.
Si nos quedamos siempre con la victimización, con las excusas, con patinar sobre el mismo lodo, no habrá avances. Ya es tiempo que se pongan serios, y que los que no pueden estar, acepten que deben de recorrer un largo camino en otras ligas, esforzarse mucho y crecer para poder estar en la de privilegio.
Si los mismos equipos de primera siguen aceptando la mediocridad, jugar en canchas como las de Jocoro, no saber ni cuándo realmente se va a empezar un torneo, o si se jugará con 11, 12 o 10 equipos, si no se ponen serios, seguirá existiendo el desorden que gobierna, y con tanto desorden es imposible planificar y generar cambios. Hay que cambiar primero desde adentro, los hábitos en los equipos, las prácticas deportivas, de marketing, de planificación, de generación de jugadores desde niños. Sino, por más que se victimicen con que es difícil mantener un equipo - repito, nadie les obliga - los patrocinadores no van a querer sumarse a un espectáculo que es triste desde la dirección, sin entrar siquiera en analizar el espectáculo deportivo.
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