Un solo equipo en la cancha. España borró a Costa Rica y propinó la segunda goleada de escándalo del Mundial de Qatar, ante un cuadro centroamericano que nunca inquietó, y que tampoco supo qué hacer ante el movimiento de balón y de los jugadores ibéricos, pese a ser un estilo conocido públicamente desde hace años.
Con Busquets como hombre que da el equilibrio, más Gavi y Pedri, dos jóvenes irreverentes, la media tomó control total del partido desde temprano, en un 4-3-3 en el que los europeos atacaban nominalmente con Marco Asensio por el centro, y con Dani Olmo y Ferrán Torres un poco más abiertos. Nominalmente puesto que todos, salvo el arquero Unai Simón (total espectador), atacaron en algún momento, unos más, como un Jordi Alba incansable para ir y volver desde la banada izquierda.
Temprano tomó el balón el equipo de Luis Enrique y simplemente no se lo prestó a Costa Rica, que corrió y corrió detrás de este sin encontrárselo y, cuando le quedaba alguna vez, la perdía muy rápido sin siquiera pisar tres cuartos de cancha rival.
En cambio, España era profunda, más allá de que a veces cae en toques estériles que parecerían no producir nada, pero que desgastan al rival mentalmente.
Apenas al 11', Dani Olmo bajó en el área un balón, giró sobre su eje, interpuso su cuerpo al defensa y, ante la salida del meta Keylor Navas, firmó la apertura en el marcador con nervios de acero, sin desesperarse. Con el 1-0, lejos de reaccionar, Costa Rica se vio sobrepasada.
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Marco Asensio puso el segundo sobre el 21', tras una asistencia de Jordi Alba. Y Ferrán Torres sentenció el partido ya al 31' a través de la vía penal. Así acabó el primer tiempo, sin un disparo de peligro de los ticos, que bien pudieron irse con un par de goles más.
Estos llegaron en el complemento. Sobre el 54', Torres firmó su doblete y Gavi, en el 75', de volea, de primera, y con un balón que lo puso al poste antes de besar las redes, firmó el gol de la noche, un golazo para completar la manita.
Y en el cierre, Soler puso la que parecía la cereza al pastel para el 6-0, pero todavía en el descuento Morata mandó un balón pegado al poste para el 7-0 definitvo en un partido que no sirve mucho para evaluar a los ibéricos, les llena de confianza, pero puede ser peligroso, pues Costa Rica no fue el rival para medir la Furia de la Roja, que enfrentará a rivales más fuertes en el grupo. Va contra la herida Alemania en el siguiente juego, que cayó más temprano, sorprendida por una guerrera Japón.
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