Hace poco ha vuelto a rondar en redes sociales la historia de cuando Ángel Di María recibió por carta una petición del Real Madrid para que se cuidara y no jugara con la Selección Albiceleste.
Lo que narró a The Players Tribune en 2018 sigue removiendo los corazones de los futboleros y de los argentinos, y fue justo el día de la fnial del Mundial de 2014, en la que perdieron por 1-0 ante Alemania, en la que Ángel finalmente no jugó.
"Yo estaba sentado en la camilla a punto de recibir una infiltración en la pierna. Me había desgarrado el muslo en los cuartos de final, pero con la ayuda de los antiinflamatorios ya podía correr sin sentir nada. Les dije a los preparadores estas palabras textuales: ‘Si me rompo, déjenme que me siga rompiendo. No me importa. Sólo quiero estar para jugar’", contó.
"Y ahí estaba, poniéndome hielo en la pierna, cuando el médico Daniel Martínez entró al cuarto con un sobre en la mano y me dijo: ‘Ángel, mirá, este papel viene del Real Madrid’. ‘¿Cómo? ¿Qué me estás diciendo?’, le dije.
Me contestó: ‘Bueno, ellos dicen que no estás en condiciones de jugar. Y nos están forzando a que no te dejemos jugar hoy’", dijo.
Entonces, Ángel explicó que "inmediatamente comprendí lo que estaba pasando. Todos habían escuchado los rumores de que el Real quería comprar a James Rodríguez después del Mundial, y yo sabía que me querían vender para hacerle lugar a él. Así que no querían que su jugador se rompiera antes de venderlo. Era así de sencillo. Ese es el negocio del fútbol que la gente no siempre ve. Le pedí a Daniel que me diera la carta. Ni siquiera la abrí. Solamente la rompí en pedacitos y le dije: ‘Tirala. El único que decide acá, soy yo’".
"Sinceramente quería jugar ese día, incluso si se terminaba mi carrera. Pero tampoco quería hacerle las cosas más difíciles al equipo. Fui a ver a Alejandro Sabella. Teníamos una relación muy cercana, y si le llegaba a decir que quería jugar, seguramente él iba a sentir la presión de ponerme. Así que le dije honestamente, con una mano en el corazón, que él debía poner al jugador que él sintiera que tenía que poner. ‘Si soy yo, soy yo. Si es otro, entonces será otro. Yo sólo quiero ganar la Copa. Si me llamás, voy a jugar hasta que me rompa’, le dije. Y entonces me largué a llorar”, concluyó.
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