El Real Madrid mostró muy buenos tramos, fue mejor que el Nápoles, sufrió, incluso hasta lo pudo perder, pero tuvo el arresto para terminar ganándolo para ponerse al frente del grupo en Champions League en solitario.
Ante un Nápoles que pareció muy superado por momentos, pero que también metió en aprietos al Madrid alentados por su público, el Madrid tiró de lo de siempre, ya tan acostumbrado a sobrepasar los obstáculos cuando más duras se le ponen las cosas.
Ni siquiera un penal muy dudoso, por una mano que vení ade rebote y que significó el 2-2, lo desanimó.
Sobre el 19', tras un error de Kepa, el local se puso al frente con un cabezazo de Ostigard, pero rápidamente pagó caro sus errores atrás el Nápoles, y el Madrid no perdona. Era el 27'' cuando Bellingham robó un balón y se la pasó a Vinícius, de gran partido, que definió el empate en velocidad.
Y poco después, al 34', el inglés Jude Bellngham firmó otro gran partido al darle vuelta al juego con un golazo tras dejar desparramados a varios rivales.
En el complemento, llegó la polémica, la mano, y Zielinski firmó el 2-2 de penal al 54'. Luego, se le vino encima el Nápoles al Real Madrid, que supo aguantar, luego equilibrar, y después empujar y empujar hasta volver a convertir.
Un bombazo de Valverde se estrelló en el travesaño y luego pegó en la espalda del meta Meret, que terminó enviando la bola al fondo para tristeza de la afición local que, pese a la derrota, terminó aplaudiendo a su equipo por plantar cara al rey de la Champions, al equipo que, aunque parezca muy repetitivo, le tiene la medida a estos juegos.
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