En un partido loco, a donde el que dominaba veía como le anotaba gol el otro, Real Madrid y Manchester City empataron 1-1 en la idea de las semifinales de la Champions League, y dejaron todo para el próximo miércoles.
El primer tiempo fue del City, pero se fue al descanso abajo en el marcador pese a haber dominado el esférico, pero sin mayor profundidad. Con más dudas que ideas y, dominado en el complemento, sin embargo logró el empate ante un Madrid que fue mejor en la segunda parte, y que dejó la sensación de merecer más.
Pero si en el primer tiempo el Madrid pegó con una gran transición en la que agarró mal parada a la defensa, el favor se lo devolvió el City en el segundo, al aprovechar un mal pase de Camavinga.
El Madrid dejaba la sensación de estar agazapado, esperando para cazar, como lo ha hecho con Ancelotti siempre desde hace ratos. Lo tenía "acorralado" el City de Guardiola, pero nada más lejos de la realidad: ni generaba tan claras arriba, y cuando el Madrid salía con Benzema, Modric o Vinícis en velocidad, dejaba la sensación de que podía hacer gran daño.
Y así fue, en una enorme transición en la que quedaron tres contra tres, Vinícius definió con un remate a la carrera y desde fuera del área sobre el 36', justo cuando parecía que más controlado lo tenía el City, y que era este, quizás, el que merecía más. Pero el fútbol no es de merecer, sino de hacer, y este Real es letal.
Por eso extrañó más aún lo ocurrido en el segundo, porque el Madrid fue ahora el que tuvo el control del partido y gozó de más ocasiones, pero no las pudo concretar. En dos salvó Éderson, un cabezazo de Benzema, y un zurdazo de Tchouaméni.
Sin embargo, en un regalo de Camavinga al tratar de cambiar de sector en una salida desde atrás, dejó el balón dividido, lo cortó el City y aguantó con todo Gundogan para ceder con sentido, y fuera del área, a un De Bruyne sin marca, y que le pegó templado al poste donde estaba Courtois, figura también en algunas atajadas en el primer tiempo, y un espectador más en el segundo, hasta esa acción en la que nada pudo hacer.
Al final, el City parecía conforme con el empate, no encontraba las ideas, y el Madrid se lanzó a por la victoria, pero no consiguió casi nunca pasar con claridad de tres cuartos de cancha.
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