El Barcelona se coronó campeón de la Copa del Rey tras vencer ayer por 3-2 al Real Madrid, en un partido emocionante de principio a fin, muy estratégico, y que se definió en detalles.
Este es ya el título número 32° en esta competición para los culés, los más ganadores por delante de los 24 del Athletic Club y los 20 del Real Madrid, y mantiene vivas las esperanzas de otro histórico triplete para el conjunto culé, que salía como favorito tras haber ganado los últimos duelos a su archienemigo.
Tuvo que definirse todo en el tiempo extra tras una batalla campal trementa, en la que el Barcelona tuvo más la posesión del balón, pero que igual sufrió hasta 7 remates al arco (por 9 que tiraron ellos) de un total de 15 de los blancos por 22 de los ganadores.
En una mala salida de los merengues, Jules Koundé, que se mandó un partidazo atrás, cortó la pelota, se perfiló y sacó un derechazo seco y por lo bajo, pegado a un poste, imposible para el arquero Courtois. Era el 116' y fue el golpe definitivo para un Madrid que siguió intentando, y que ya se había levantado de un gol en contra, pero que ya no tuvo con qué responder.
El partido lo había desequilibrado Pedri al 28', un golazo a la escuadra tras una fantástica asistencia de Lamine Yamal, que frotó la lámpara de nuevo, atrajo marcas y le sirvió perfecto la bola para el 1-0.
Pero tras el gol y dominio culé, se vio al mejor Real Madrid en la segunda parte, que sumó galones adelante con el ingreso del recién recuperado Kylian Mbappé. Fue este, precisamente, quien firmó el empate con un tanto de tiro libre tras haber recibido una falta, al 70'.
El Madrid había adelantado líneas y cortada el flujo del Barcelona, que sufría con ello, pero no logró hacer goles así. Lo consiguió a balón parado, pues el segundo llegó en un tiro de esquina en el que Tchouaméni firmó el 1-2 con un cabezazo al 77'.
Parecía entonces todo en contra de los culés, pero un gran pase Yamal al espacio le permitió a Ferrán sacar al arquero y definir a puerta vacía para el 2-2 en el 84'. Luego, la polémica, un penal no señalado de Rüdiger a Ferran que no revisó el VAR, y otro pitado por el réferi de Asencio a Raphinha, pero en el que el VAR intervino bien y se notó que se lanzó el brasileño. Al final, gran triunfo culé, tercer clásico oficial ganado en fila, cuarto con un amistoso.
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