Tristemente, se podría escribir todas las semanas del desorden del fútbol nacional y cómo golea en base a un culto por echarle la culpa al otro. Es mentira que el deporte nacional sea el balompié, lo manchamos a cada rato. El deporte nacional es echarle la culpa a otro salvadoreño, y esperar también que sea otro que venga a arreglar los líos de los que uno mismo forma parte.
Hace unas semanas escribía unas líneas sobre el desorden en Primera División, que, aunque se acababa el tiempo para la inscripción federativa de sus equipos y para obtener las licencias de clubes para poder participar, no sabían con exactitud si podrían estar los 12 equipos. Es más, ni siquiera sabían cuáles serían, pues Titán negociaba la cesión de la categoría del Jocoro, un equipo envuelto en deudas desde hace ratos pese a llegar a dos finales, una en el Apertura 2023, y otra en el Apertura 2022. El más interesado en que se supiera eso era todo el directorio de Primera, para tener claridad y planificar en base a ello.
El Jocoro no se pudo inscribir ya que llegado el 16 de mes, fecha para el cierre de inscripciones federativas, no había solventado deudas con al menos 5 de sus jugadores. Por tanto, Primera División se queda con 11 equipos.
Sin embargo, su presidente, Samuel Gálvez, dio declaraciones en las que afirmaba que pedirían que hubiese 12, que valoraba posible que fuese Titán, pero también se rumoró que podría ser Santa Tecla. RUMORES.
Hay bases de competencia, Santa Tecla descendió, Titán no ascendió, Jocoro no cumplió. Pero no, en el fútbol salvadoreño, como no quieren tener un equipo descansando un día, ¡hay hacer drama!, como si por un partido menos de local en todo el torneo fuera a significar una gran diferencia en las arcas de los equipos en una liga que, además, se pasan cambiando fechas por lluvias y los estragos en estadios con malísimo drenaje y por la falta de planificación clara y estratégica también del calendario. El drama es para los futbolistas de Jocoro, que seguramente nunca les pagarán lo adeudado y tampoco encontrarán, a última hora, un lugar a donde jugar.
Pero no, a Gálvez, y muchos del fútbol nacional se les ocurre que lo mejor sería saltarse bases de competencia, premiar a alguien que no ha logrado los méritos para que esté en Primera, aunque no tenga la capacidad administrativa para hacerlo, y mucho menos se haya ganado ese mérito de manera deportiva.
También dijo Gálvez que lo mejor que le podía pasar al fútbol nacional era una intervención (estatal), como si con eso se arreglaran los problemas del fútbol nacional. Para comenzar, nada garantizaría eso, pues mientras estuviera en control del estado, no habría fútbol federado. ¿Quién querría sumarse a un proyecto no reconocido, sin el patrocinio del dinero de FIFA, sin el patrocinio de los ingresos de televisión, ni de Selección?
Pero, además, es un enorme irrespeto a sus mismos miembros, y a instituciones que sí intentan hacer bien las cosas. Alianza no hace mucho estaba muy mal con el tema de la Tragedia del Cuscatlán, pasó meses sin persibir taquillas, jugando en Sonsonate, se levantó, se ordenó (lo pudo haber hecho un poco mejor también, pero al final lo hizo bien) y ya de nuevo es campeón. Además, su equipo femenino también volvió a coronarse. Ambos cuadros participarán a nivel internacional, acaban de lograr otro patrocinio, con Claro y Honor, y que va más allá de poner el nombre en la camiseta.
¿Cómo pretenden atraer inversión extranjera en Primera División si lo primero que hacen es que su presidente habla de intervención?¿Qué seguridad podrían darle a la empresa privada si están pidiendo ustedes mismos, o su presidente al menos, que todo se vaya al carajo?
Es un enorme irrespeto también considerarse que son (Primera División) el principio y el fin del fútbol nacional. En unos días arranca su premundial la Sub 20. ¿Qué pasaría si clasifica al mundial y luego interviene el estado? Que se queda sin ir al Mundial, sin ese dinero que da FIFA que bien podría invertirse de nuevo en fútbol de selecciones menores. ¿Qué pasaría con todo el proceso de la Selecta Femenina, que aunque está a años luz aún de la elite, viene en un franco ascenso y ya entra a competiciones donde están los equipos que asustan, a sufrir, sí, pero a aprender, como en Copa Oro, y ya le gana hasta a los cuadros sudamericanos de la tabla baja, como Perú y Bolivia? ¿Qué pasaría con las distintas selecciones y los equipos de Segunda y Tercera, y todas las familias que dependen económicamente del fútbol? ¿No piensan siquiera en sus futbolistas, los mismos que tienen en sus equipos contratados, o es que piensan que la gente iría a los estadios a ver torneos no avalados, que no contarán en los registros oficiales, cuando ni siquiera van a los partidos oficiales?
El salvadoreño es campeón en criticar, pero no en ponerse a ordenar su propia casa. Antes de estar pensando en que el gobierno, FIFA, la madre Teresa, Dios, los magos o quien sea salve nuestro fútbol deberían de ponerse a trabajar en serio, a estudiar cómo países sin tantos recursos, como Honduras y Costa Rica, también centroamericanos, lo hacen mucho mejor que nosotros. Les doy una clave: intentan respetar al menos sus propias bases de competencia, y no buscan estar gambeteando a diestra y siniestra, y no tratan de sacar raja personal. Sino, miremos otro caso, el de Firpo, que ahora que está bien el ex presidente, Juan Pablo Herrera, reclama un dinero por la categoría que cedió de Audaz, un equipo que mantuvo con deudas por mucho tiempo, igual que al Firpo que dejó casi morir. Ahora que el cuadro está mejorando administrativamente, y que dio un paso al costado, espera más que las gracias por apartarse de un cuadro que casi hace descender por su mal manejo administrativo.
Así no se puede, mientras el fútbol siga rodeado de personajes que solo quieren sacar partido propio, y de gente que no ve más allá y que no tiene la capacidad para pensar soluciones reales y trabajar, siempre será más fácil pedir que alguien más venga a arreglar la propia casa antes que asumir responsabilidades y ordenarse.
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