Aunque se traten de separar y excluir, el fútbol y la política están entrelazados, y mucho más en un Mundial donde conviven tantas culturas, regímenes y gobiernos tan dispares de las distintas naciones del planeta.
El momento quizás más político de lo que se vio en lo que va de Qatar 2022 estuvo antes de un duelo de envergadura y con tintes que iba mucho más allá del fútbol: Inglaterra vs Irán.
Del lado inglés, los jugadores se arrodillaron antes de iniciar el partido, un gesto de protesta que viene desde el “black live matters” y que algunos entrelazan -imposible separarlo- con el contexto actual de la sede del Mundial.
Además, Harry Kane, no pudo lucir el brazalete de capitán que había prometido: “One Love” en apoyo a la comunidad LGTBIQ+, . La FIFA advirtió a las federaciones que podría haber sanciones y amonestaciones para quienes lo llevaran.
Del otro lado, y sin tantos reflectores, los jugadores de Irán no cantaron el himno en señal de protesta por el asesinato de Mahsa Amini (la joven que murió tras ser detenida por la policía iraní por violar el código de vestimenta para las mujeres) y en solidaridad con los actos que se vienen dando en su país. Además, los propios hinchas iraníes silbaron durante la ceremonia.
El partido fue muy desparejo e Inglaterra goleó en el campo de juego. ¿Algo que ver con la política? Eel portugués Carlos Queiroz, admitió que los jugadores iraníes estaban sufriendo la presión por los protestas en su país. Y que la tensión los afectó en el juego: “No está bien venir a este Mundial y pedirles que hagan cosas que no son su responsabilidad. Ellos quieren traer orgullo y alegría a la gente (...) Ni te imaginas lo que de puertas adentro estos chicos han estado viviendo en los últimos días”.