El Inter venció por 1-0 al Milan en la vuelta de semifinales de la Champions League, y por 3-0 en el global, en una muestra de practicidad y dominio sin ser abrumador, pero ante un rival que pareció todo el tiempo un peldaño más abajo, sino más, de los restantes semifinalistas.
Sin propuesta colectiva clara, el Milan se cansó de enviar centros sin sentido ante un Inter sólido, que se dedicó a cuidar la renta obtenida en la ida y a especular con el contragolpe. Así llevó en un par de ocasiones peligro, pero el gol nunca cayó, y eso mantuvo con vida a un Milan al que se le acababan rápido las ideas.
Salvo alguna individualidad de Leao que lo dejó cerca del gol, el partido fue un monólogo de patadas fuertes, pelotazos y centros sin mayor peligro ni emoción. Apenas una jugada colectiva que terminó con un remate de Brahim Díaz que parecía para más, y que realmente pudo terminar en gol, lo del Milan fue triste, y lo del Inter fue control sin balón, practicidad, cuido.
Este Milan deja la duda no ya de su capacidad, sino cómo pudo llegar tan lejos en la máxima competición europea; un Inter a medio gas, y que se dedicó a cuidarse, lo terminó venciendo con un tanto en las postrimerías de Lautaro Martínez, que aprovechó un enorme pase en el área para sacar un zurdazo que le dobló las manos al arquero Maignan, figura minutos antes al sacar las más pelilgrosas del Inter.
Lautaro se convirtió en el primer jugador en anotar en todos los juegos del derbi ante el Milan en una temporada, al meterle 4 por Serie A, 2 más en Copa Italia, otro en Súper Copa y el de hoy en Champions.
El ganador se enfrentará al que pase del duelo entre el Manchester City y el Real Madrid, este miércoles, en la vuelta de la otra semi y tras el 1-1 en el Bernabéu.
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