Un tribunal indonesio condenó a entre un año y 18 meses de cárcel a dos responsables del estadio del equipo de fútbol Arema FC por la estampida que el pasado octubre causó más de 135 muertos y casi medio millar de herido.
El presidente del comité organizador del club Arema, Adbul Harris, fue sentenciado a un año y seis meses de prisión, mientras que el jefe de seguridad del estadio, Suko Sutrisno, fue condenado a un año de cárcel en la primera sentencia del juicio por la tragedia, informó el medio local Detik.
Ambos fueron declarados culpables de negligencia por el tribunal de Surabaya, que juzga los sucesos por la estampida desencadenada cuando los agentes de seguridad dispararon gases lacrimógenos dentro del estadio Kanjuruhan, situado en la ciudad de Malang, en la isla de Java. La Fiscalía pedía una pena de seis años y 8 meses de prisión para ambos.
Otros acusados en el juicio, a la espera de sentencia, son el comandante de una Brigada Móvil de la Policía de Java Oriental, Hasdarmawan; el jefe de la sección de Operaciones de la Policía de Malang, Wahyu Setyo Pranoto, y el jefe de la Policía de Malang, Bambang Sidik Achmadi.
La tragedia se produjo el pasado 1 de octubre en el estadio Kanjuruhan, cuando los hinchas del club Arema, el equipo local, invadieron el campo tras haber perdido contra el Persebaya Surabaya por 2 a 3. Al ser un partido de riesgo, ese día no había aficionados del equipo rival, pero algunos hinchas del Arema reaccionaron con ira y chocaron contra las fuerzas de seguridad.
La Policía, que ha sido acusada de exceso de fuerza, respondió usando sus porras y lanzando gases lacrimógenos dentro del campo, pese a que su uso en los estadios está prohibido por la FIFA. Las víctimas mortales por la estampida incluyen a dos policías y a 33 menores de entre 4 y 17 años, al tiempo que unos 484 asistentes resultaron heridos, casi un centenar de ellos de gravedad, en una de las peores tragedias del fútbol mundial.
Según las investigaciones, las autoridades detectaron irregularidades en el inmueble, como el cierre parcial de algunas de las salidas y otros fallos en la seguridad del estadio que no se habían resuelto desde 2020.
Asimismo, determinaron que muchas de las víctimas perecieron de asfixia y por fracturas cuando trataron de escapar debido a la gran aglomeración de personas que se produjo tras el lanzamiento del gas lacrimógeno, apuntado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Indonesia como el principal desencadenante de la estampida.
La tragedia igualmente llevó a la creación de un grupo de trabajo conjunto entre el Gobierno indonesio y la FIFA a fin de mejorar las medidas de seguridad en los estadios, en momentos en que el país asiático se prepara para albergar la Copa Mundial sub-20, que se celebrará entre mayo y junio próximos.