El Mundial es el próximo objetivo. Esta frase que hoy no suena extraña en el mundo del fútbol femenino salvadoreño, si se decía hace un par de años habría parecido un disparate. En el medio, un proceso serio, silencioso valioso, encabezado por el entrenador Eric Acuña y un grupo de talentosas y comprometidas jugadoras que han elevado la vara de esta disciplina en El Salvador.
La Copa Oro W fue el primer torneo de jerarquía que jugó la Selecta femenina en su historia. Y se ganó su cupo con mérito propio y una enorme clasificación con siete triunfos en siete partidos (27 goles a favor y 3 en contra). En Houston, con equipos de otro nivel, el funcionamiento fue de menor a mayor.
Selecta Femenina escalará en el ranking FIFA
Un debut y derecho de piso duro ante una de las potencias mundiales, Canadá (0-6); una notable mejoría ante Costa Rica (0-2); y un partido cambiante y decoroso ante Paraguay, donde tuvo la iniciativa gran parte del juego y se le escapó en el final de manera inocente e increíble (2-3).
A pasar página, aprender de los errores y apuntar alto. Hay jugadoras de nivel internacional que demostraron su valía como la guerrera Priscila Ortíz, la combativa Juana Plata, la talentosa Danielle Reyes y la crack Brenda Cerén -figura en cada uno de los partidos- por nombrar la columna vertebral (Samaria Gómez y Victoria Meza no estuvieron en plenitud).
Mientras jugadores de la Selecta mayor como Eriq Zavaleta todavía están pensando si jugar o no con la Azul, este equipo está en las antípodas del compromiso y dejan todo por esta camiseta. Acuña pidió continuidad del proceso y profesionalización de la Selecta. El Salvador es la prioridad y el Mundial es el horizonte: un objetivo difícil pero alcanzable.