Tras haber dirigido seis años a la 'generación dorada' de Bélgica, el entrenador español Roberto Martínez toma las riendas de la selección de Portugal, donde tendrá que gestionar el crepúsculo de Cristiano Ronaldo.
"Mi trabajo intentar dar una oportunidad a todos los jugadores y respetar a todos los jugadores que ya están en la selección; a partir de ahí, Cristiano Ronaldo es uno de ellos", afirmó Martínez en su presentación, sin parecer dar un mayor estatus al cinco veces Balón de Oro.
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El técnico, de 49 años, ha firmado hasta 2026 y sucede en el cargo al portugués Fernando Santos, quien dirigió a la Seleçao entre 2014 y 2022, un periodo marcado por la conquista de los primeros grandes trofeos de Portugal: la Eurocopa de 2016 y la primera edición de la Liga de Naciones en 2019.
Roberto Martínez, que mantuvo a Bélgica durante más de tres años en cabeza de la clasificación de la FIFA, simplemente prometió hacer de Portugal un "equipo moderno y tener flexibilidad táctica. Hay mucha flexibilidad táctica que dependerá de los jugadores que tenemos".
Su primeros encuentros a los mandos de Portugal --que tendrán lugar en marzo en los clasificatorios para la Eurocopa de 2024 contra Liechtenstein y Luxemburgo-- deberían permitirle una transición tranquila.
Eso será siempre que pueda gestionar correctamente la situación de Cristiano Ronaldo tras su controvertida salida del Manchester United y su fichaje por el Al-Nassr de Arabia Saudita.
"La lista de 26 jugadores del último Mundial es mi punto de inicio, Cristiano es un jugador de esa lista, lleva 19 años en la selección y se merece el respeto de poder sentarnos y hablar. Las decisiones del fútbol se tienen que tomar en el terreno de juego, yo no soy de tomar decisiones en un despacho", subrayó Martínez.
Y es que el mejor goleador de la historia de selecciones, que está cerca de alcanzar los 200 partidos con su país, ha perdido su estatus de titular indiscutible en pleno Mundial. Y muchos observadores dudan que pueda mantener el nivel exigido jugando el campeonato saudita.
Aunque ya tuvo que gestionar unos grandes egos en el seno de la selección belga, Martínez sigue siendo un entrenador discreto con una carrera de jugador modesto (como centrocampista defensivo) que desarrolló principalmente en Inglaterra en el Wigan, Chester o Swansea.