Águila intentó despegar anoche en su estadio, el Juan Francisco Barraza, pero dos cañonazos del 11 Deportivo lo bajaron al suelo con derrota de 1-2, a una dura realidad en la que todavía no logra sacarse el sinsabor de su última final perdida, para emprender rumbo victorioso por el recién inaugurado torneo Apertura 2022.
A menos 40 días de concluida la temporada pasada, extendida por un par de amistosos intrascendentes en Estados Unidos, Águila mostró no estar listo aún para alcanzar su pico máximo de rendimiento. De por sí, tarea difícil en una dinámica de torneos cortos con apenas unas cuantas semanas de intervalo.
El ritmo con el que el subcampeón cerró el torneo pasado se extrañaba, ante una fanaticada que tampoco respondió de igual forma. A los once minutos, el Once castigó aquella displicencia con un latigazo desde la derecha de Brayan Paz, obrado en jugada colectiva con Walter Ayala, y Javier Bolaños, con presencia en el segundo palo, superó la marca de su excompañero Julio Sibrián y la mandó a guardar bien al fondo.
Segundos después respondió Kevin Santamaría frente al otro arco, con un control y recorte dentro del área que acabó con un remate de tres dedos que no agarró suficiente chanfle como para ver puerta. Seis minutos después, Edgar Medrano alcanzó un pelotazo filtrado hacia el frente, pero el defensa Jorge Cruz se barrió a tiempo para evitar que el remate del colombiano tomara trayectoria a gol.
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Mientras Águila todavía no abría sus alas, el Dépor aprovechaba para meter intensidad y manifestar las principales ideas de su forma de juego. Presión alta y construcción desde el fondo, aunque complicadas, eso sí, por la defensa emplumada que empezaba a despertar. A la mediahora, volvieron a asustar los fronterizos con un bombazo de Cruz que voló al lado de la escuadra. A los 37, Rodrigo Herrera hacía lo propio por encima del travesaño.
Con el público ya notablemente desesperado, Águila se enredaba en sus propias piernas, sin sostener por demasiado tiempo el balón debido a la presión rival. Apenas algunos disparos sin puntería, fruto de la incomodidad de los delanteros, inquietaban apenas las redes detrás del mexicano Alejandro Dautt, conduciendo a un entretiempo marcado por los silbidos de la barra local.
Si el segundo prometía reacción aguilucha, esta no llegaría a coste cero. Tan pronto se reanudó el juego, el Once recuperó el balón y se aproximó a la meta de Martín Mejía, en menos de 30 segundos. Javier Bolaños tenía el balón y lo clavó de zurda a la izquierda del arquero, cuya estirada no bastó para frenar un balón con sello de gol.
Con la decepción espesando el ambiente en el Barraza, le llegó el turno de mostrarse al argentino Brian Calabrese, que entró al partido sobre el final de la primera parte, en lugar de Dixon Rivas. Su presencia en cancha garantizó frescura al ataque de Águila y a los diez minutos del complemento, luego de un vertiginoso desborde de Santamaría por izquierda, el sudamericano peinó el balón al segundo poste y regaló esperanza en sus primeros minutos como negronaranja.
Calabrese pudo firmar su segundo tanto de la noche tras aprovecharse de una mala entrega en el fondo defensivo rival. Más tarde, su compatriota Luis Acuña estrelló un zurdazo contra el palo y comenzaba a dar la sensación de que Águila iba a empatarlo, aunque sería con sufrimiento. El aluvión de ocasiones fallidas por los orientales terminó de lapidar al equipo que, sin jugar un mal segundo tiempo, no fue capaz de cerrar la faena de rescatar al menos un punto en su presentación.
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