El fútbol nacional sufrió este 2022 otro revés, uno que lo tuvo paralizado por un tiempo, y en el que terminaron pagando los platos rotos los de siempre, los jugadores, sobre todo los de Primera División.
Tras irregularidades en la Federación Salvadoreña de Fútbol en cuanto a la inscripción de sus credenciales y por diferencias con la Ley General de los Deportes (estatutos), la Fiscalía allanó las instalaciones de la Fesfut, a mediados de julio, por el supuesto delito de Administración Fraudulenta y Lavado de Dinero y Activos, tema aparte del lío de inscripciones.
Paralelamente, el Instituto Nacional de los Deportes nombró a una Comisión de Normalización ajena. A todo esto, ya se había jugado la primera fecha del Torneo Apertura 2022 de la Primera División, todo quedó paralizado mientras que la FIFA amenazó con suspender a El Salvador por injerencia estatal.
Tras semanas de espera (40 días), la FIFA nombró un Comité de Regularización, encabezado por el abogado Humberto Sáenz Marinero. La Segunda y Tercera Divisiones programaron sus torneos de manera normal.
Mientras que la Primera decidió acortarlo, afectando aún más los bolsillos de los jugadores, ya que muchos de ellos ya estaban sin cobrar, y otros, a medio sueldo, debido a la paralización del torneo, el cual estuvo en evaluación sobre su continuidad o no, pero finalmente se decidió comenzar uno de cero, con nuevo formato, y que se disputó de manera exprés en dos meses.