FAS se reencontró con el gol y con la victoria, al vencer 2-1 a Santa Tecla, con un penal que no existió. Igual, los tigrillos amanecen este domingo en el segundo puesto.
El partido se jugó a puerta cerrada en el estadio Óscar Quiteño, pero toda la ciudad morena estaba en silencio. Era un ambiente raro sin aficionados alrededor del estadio desde muy temprano, sin escuchar el bullicio del tráfico que se genera en las calles cercanas, donde ahora también hicieron falta los vendedores y peor aún, sin el ruido en las gradas con los cánticos e instrumentos de la "Turba Roja".
Era fácil escuchar los reclamos entre los jugadores, los regaños de los árbitros y las instrucciones de los entrenadores.
Pero aunque FAS tenía más tiempo la pelota y era quien producía más jugadas en ataque, los tecleños, ahora dirigidos por Ramón Sánchez, desde tribuna alta; jugaban cómodos y se dedicaban a aguantar, para contraatacar. Cada vez que llegaron lo hicieron con peligro.
Los tigrillos se habían perdido algunas ocasiones dentro del área, pero pesó más la que falló José García, de Santa Tecla, cuando se fue solo y en lugar de tirar, trató de pasar y la mandó afuera (38').
Luego del susto, vino el gusto para los santanecos, quienes antes de irse al descanso se fueron con una doble ventaja. Primero, tras una combinación entre Reyes, Corea y José Portillo, quién remató raso, de derecha (42').
Dos minutos después, cuando Corea se iba solo, recibe una falta de zaguero tecleño. El central Francisco Quinteros sancionó fuera del área, pero lo corrigió Rafael Méndez, línea dos, y decretó penal. Las imágenes en redes sociales, que rápido circularon, confirmaron que no fue penal.
Pero la decisión ya estaba tomada en la cancha y Kevin Reyes lo convirtió con un tiro colocado (45').
El segundo tiempo fue de un partido deslucido. Tecla adelantó líneas, pero aún así estuvo lejos de la meta rival.
Mientras que, FAS estuvo más cerca. Al final, los periquitos descontaron, con un penal que marcó Luis Canales (79'), haciendo un final dramático, que terminó con una alegría entre dientes para los locales.