Un cabezazo en el minuto 13 de Jude Bellingham dio la victoria 0-1 al descanso a la selección de Inglaterra frente a Serbia en el estreno de ambas en la Eurocopa 2024 en el estadio AufSchalke de Gelsenkirchen.
La jugada surgió de Kyle Walker, continuó por Bukayo Saka y la remachó Bellingham para darle ventaja al equipo de Gareth Southgate, que sólo sufrió en el primer tiempo con un derechazo fuera de Dusan Vlahovic y con un centro al borde del final del que no hubo rematador.
El solitario tanto de Bellingham fue suficiente para que Inglaterra ganara a Serbia un partido muy físico.
Jude marcó su primer gol en la Eurocopa, con 20 años y 353 días para transformarse en el tercer jugador más joven en anotar un tanto para su país, sólo superado por Wayne Rooney y Micheal Owen.
Bellinham partió como titular por primera vez en una Eurocopa, tras su participación en la anterior edición de 2021, cuando disputó tres de los siete choques, pero los tres como suplente.
Sólo Wayne Rooney, con 18 años y 237 días frente a Suiza en la Eurocopa de 2004, y Michael Owen, con 20 años y 189 días en la edición de 2000 ante Rumanía, fueron goleadores más precoces en este torneo que Bellingham.
Tres puntos en la bolsa para los ingleses, que presumiblemente jugaban su partido más duro en fase de grupos.
Janza frustra el retorno de Eriksen
Un afortunado zurdazo de Janza a la salida de un córner a falta de menos de cuarto de hora para el final redujo a un único punto el retorno goleador de Christian Eriksen a la fase final de la Eurocopa, mil cien días después de aquella dramática imagen, desplomado sobre el césped, víctima de un paro cardíaco, conmocionado todo el mundo, de la anterior edición del torneo continental.
Del 12 de junio de 2021, en el minuto 43 del duelo en el estadio Parken de Copenhague contra Finlandia, al 16 de junio de 2023, en el minuto 17 del choque en el Stuttgart Arena frente a Eslovenia. Tres años y cuatro días después. Siempre fue su objetivo. "Desde el principio", dijo en la víspera. Volver a jugar en el torneo continental. Otro desafío cumplido.
Y, además, con un aspecto crucial. Ya no piensa demasiado en aquello Eriksen, que, superado el cuarto de hora, recién avisado su equipo con un derechazo desde lejos de Benjamin Sesko, transformó el dominio de la selección danesa en el sector más fundamental de todos, el marcador, cuando batió a Oblak, sin opción de repelerlo.
Todo surgió de un saque de banda. Todo continuó con un fantástico toque de espuela hacia atrás de Wind. Magnífico. Y concluyó con la llegada, el control con el pecho y el remate con la derecha del media punta danés, que ha vuelta a la Eurocopa para liderar a Dinamarca, semifinalista en la última edición y dolida por su último Mundial, donde no alcanzó el nivel.
Necesita Dinamarca un guía como Eriksen, 131 veces internacional, ya con 42 goles. Por su jerarquía, por su llegada, por su golpeo, por su movilidad, por su facilidad para jugar y hacer jugar a sus compañeros... Una cantidad de recursos indispensable para que el equipo danés se sienta capaz de todo, como lo fue en la Eurocopa de 1992 y casi en la anterior edición.
De momento mantiene dudas. Aún es el segundo candidato más visible a la clasificación en el grupo C, por detrás quizá de Inglaterra, precisamente la selección que lo apartó de la final en la última Eurocopa. Pero ya no tanto. Eslovenia también se propone para el pase a los octavos de final de la competición, tal y como demostró en el Stuttgart Arena.
Niveló un 0-1 Eslovenia, que soportó 17 minutos hasta que Eriksen marcó el primer gol. Cierto que no había contado con más ocasiones claras, tanto como que su constante presencia en el campo contrario lo había dotado de una apariencia inquietante para Oblak y sus compañeros, a cuya selección le pesó inicialmente el reestreno 24 años después.
No fue entonces suficiente Sesko, goleador ocho veces en sus últimos nueve encuentros, relegado al citado tiro en el primer tiempo, como todo su equipo, más allá de la agitación que promovió cada saque de banda larguísimo al área. La prueba más exigente para Kasper Schmeichel, aliviado cuando el árbitro no consideró suficiente una patada sobre Sporar.
Ya era el comienzo del segundo tiempo, cuando Eslovenia enseñó que podía empatar, pero se quedó ahí, en unos amagos, hasta que retomó el control Dinamarca. No sentenció por una intervención de Jan Oblak, enorme ante el remate de Hojlund en el área pequeña.
Y, después, lo lamentó. Primero lo avisó un trallazó de Sesko. Después recibió el empate: en el minuto 77, en un saque de esquina, un zurdazo en el rechace de Janza, un rebote y un gol que premió la insistencia de Eslovenia, que aún no ha ganado nunca a Dinamarca, también ha obtenido ningún triunfo en la Eurocopa, pero se siente lista para ir más allá en Alemania.
Gakpo y Weghorst desatascan a los Países Bajos
Irregular durante su estreno en la Eurocopa, frente a la combativa Polonia, la selección de Países Bajos sumó una victoria ajustada (1-2) gracias a las apariciones de Nathan Aké, asistente en los dos tantos de Cody Gakpo y de Wout Weghorst que bastaron para remontar el gol inicial de Adam Buksa que complicó la existencia al conjunto 'oranje'.
Después de la exhibición de Alemania, de la contundencia de España y de la ajustada victoria de Italia, Países Bajos recogió el testigo de las selecciones que deberían llegar lejos en la Eurocopa y saltó al césped del Volksparkstadion de Hamburgo con la propuesta de presentar su candidatura al título. Los hombres de Ronald Koeman, con un único sobresalto esta semana, la ausencia de Frenkie de Jong, tenían ganas de empezar con victoria frente a un equipo con muchos problemas.
El principal, la baja de Robert Lewandowski, con problemas musculares procedentes del último choque amisotoso de Polonia. Sin el delantero del Barcelona, el técnico Michal Probierz sorprendió con la presencia de Adam Buksa, un gigantón de 1,93 centímetros cedido por el Lens en el Antalyaspor turco y formado en el New England de Estados Unidos. Un caso peculiar, el clásico que aparece por los grandes torneos y que se da a conocer siendo prácticamente un desconocido.
Siempre hay algún nombre que aparece de la nada y Buksa, que sentó en el banquillo a Piatek, quizá la opción más lógica para sustituir a Lewandowski, decidió que ese iba a ser él. Y apenas tardó un cuarto de hora en dejar su sello, con un espectacular cabezazo a la salida de un córner lanzado por Piotr Zielinski que sorprendió a Bart Verbruggen. Buksa se elevó por encima de Denzel Dumfries, hizo un giro de cuello de cabeceador de manual y mandó la pelota a la red.
En esos momentos, Países Bajos dominaba el choque casi por completo. Joey Veerman, el sustituto de Frenkie de Jong, se erigió como un buen timón. Por delante, Memphis Depay dejó sus detalles y, sobre todo, Cody Gakpo se convirtió en un azote para Przemyslaw Frankowski por la banda izquierda. Continuamente, una y otra vez, el jugador del Liverpool se empeñó en dejar claro que los extremos están de moda en la Eurocopa tras las exhibiciones de Florian Wirtz, Jamal Musiala y el buen partido de Yamine Lamal.
Gakpo fue el primero en rozar el gol, a los dos minutos, pero se encontró con una buena mano de Wojciech Szczesny, que durante media hora sostuvo a sus compañeros. También acertó con una estirada magnífica a una volea de Virgil van Dijk y se salvó de recoger la pelota de la portería porque Xavi Simons y Tijani Reijners no afinaron su puntería.
Sin embargo, Szczesny no pudo evitar el empate, obra de Gakpo, que contó con un golpe de suerte porque Bartosz Salamon desvió su disparo desde fuera del área para despistar al meta del Juventus. Y también con la colaboración de Aké, que robó la pelota para asistir a su compañero.
El tanto de Gakpo no desestabilizó a Polonia, que por momentos consiguió dominar la situación para echarse hacia delante y meter miedo a los Países Bajos. De hecho, Kiwior se animó con una subida por la izquierda que acabó con un zurdazo que salvó por los pelos Verbruggen. Fue la penúltima ocasión de la primera parte, que aún viviría un último arreón con la ocasión sobre la bocina de Memphis que terminó con la pelota rozando un palo de la portería de Szczesny.
Polonia vivía en una montaña rusa constante. Casi siempre anduvo equilibrando el partido y cuando Países Bajos pisaba el acelerador, siempre hacía algo para salir de la presión. Y al inicio de la segunda parte, cuando el equipo de Koeman salió como un ciclón, Probierz cambió a tres piezas para dar entrada a Bartosza Slisz, Karol Swiderski y Jakub Moder. Consiguió voltear la situación y Polonia tomó los mandos.
Incluso Zielinski, que sin duda fue el jugador del combinado polaco más inspirado junto a Buksa, pudo adelantar en el marcador a sus compañeros, pero Verbruggen volvió a evitar otro tanto cuando quedaba menos de media hora para terminar el partido. Koeman contestó con la salida de Veerman y de Simons y la entrada de Donyell Malen y Georginio Wijnaldum.
Los dos técnicos parecían estar jugando al ajedrez con victorias parciales para cada uno. Y, los últimos movimientos de Koeman, volvieron a voltear el duelo.
Países Bajos se lanzó a por el segundo gol. Durante el último tramo, vivió en el sector del terreno de juego de Polonia, que definitivamente reculó para aguantar el empate. Comenzó el asedio y empezaron a llegar las ocasiones.
Van Dijk, lo intentó de cabeza; Dumfries también, con un remate cruzado y con otro que sacó Szczesny con los pies; y finalmente, a falta de siete minutos para el final, Wout Weghorst, que acababa de entrar al campo, aprovechó otra asistencia de Aké para dar la victoria a los Países Bajos.
Su tanto alivió al equipo de Koeman, que aún vio peligrar su victoria con un último intento de Swiderski que salvó por los pelos Verbruggen.
Fue el último azote del conjunto de Probierz, que plantó cara con coraje a los Países Bajos, finalmente ganador en su primer duelo gracias a las apariciones de Aké y a los aciertos de Gakpo y Weghorst.