En esta Semana Santa 2024 las palabras del Cardenal Daniel Sturla sacudieron el fútbol de Uruguay a razón del clásico entre Peñarol y Nacional.
En charla con el Informativo Sarandí, el Cardenal Sturla dijo: "Fue un error poner un clásico uruguayo un Viernes Santo a las cuatro de la tarde. Tienen 364 días para poner un clásico y no un día como el Viernes Santo".
La cita fue la comidilla de los medios en Uruguay, con una importante mayoría de carácter laicista.
Desde El Salvador, mi total apoyo para el Cardenal Sturla por la valentía de hacer crítica con algo tan popular y querido en Uruguay.
A raíz de su frase, no faltaron en las redes sociales un diluvio de insultos y todo tipo de improperios para el cardenal.
La mayoría de los comentarios se centraban en el carácter laico de la República Oriental de Uruguay, por lo que para los más hinchas y gente sin credo, el clásico podía jugarse en Viernes Santo y punto.
Lo que me parece impropio de una nación con un Estado de Derecho decentamente consolidado, es que los defensores del "Estado Laico" y sus derivados emprendieran con toda clase de palabras fuera de sitio contra Sturla.
¿Acaso eso es lo que les enseñó el "Estado Laico", la "Educación Laica"? ¿corresponde insultar a quien piensa distinto? ¿el Estado Laico exige descalificar y atacar a quien tiene una opinión diferente?
El Cardenal Sturla se manifestó y muy pocas personas que no tuvieran un credo se atrevieron a cuestionarlo sin ofender, por no decir casi nadie ¿así educa a la gente el Estado Laico desde los hogares y centros educativos?
No ahondaré en cuestiones deontológicas sobre la educación en un Estado Laico.
Pero es muy lamentable que en países con gobiernos laicos, en su mayoría, el irrespeto a quienes profesan un credo sigue siendo creciente, y para colmos, tolerado, sino es que hasta aplaudido y consentido.
No hablamos de manifestaciones blasfémicas (por ahora) sino de faltas graves, que son tales para un cristiano como para cualquier persona. Unas que son evidentes, claras, sin rodeos y mucho menos sutiles.
Sin duda, es toda una vergüenza que la libertad de expresión sea atacada así en Uruguay; ahí donde sus ciudadanos sin credo se florean promoviéndola. Una contradicción llamativa.
Peñarol y Nacional jugaron a eso de las 4:00 p.m. este Viernes Santo 2024, lo dicho por Sturla pasó como el viento y el Estadio Campeón del Siglo se llenó.
Claramente, sus palabras no eran las de un jefe de estado, y menos de uno teocrático. Fue un reclamo y nada más.
La situación cambia notablemente si hablamos de otros países donde libros sagrados como el corán hacen de ley. Si Sturla hubiese sido un imán ese clásico no se jugaba en la mayoría de países musulmanes.
Todas las manifestaciones beligerantes e irrespetuosas contra Sturla quedaron, menos mal, inertes. Tampoco nada detuvo a los fanáticos ¿contentos?
El respeto a la libertad de expresión, así como a la libre profesión de credo, son derechos humanos universales y fundamentales.
Pero, el Estado Laico ¿respeta estos derechos? ¿o respeta a los de algunos grupos a pura conveniencia? ¿fomenta el Estado Laico el respeto a la libre expresión para todos? ¿y a la libre profesión de credo?
Como cristiano debo decir que el juego pudo disputarse tranquilamente este domingo, como ocurrió tantas veces ¿por qué precisamente en Viernes Santo? una fecha de guardar para el cristianismo.
En el Viernes Santo se recuerda la pasión y muerte de Jesucristo.
Soy hincha de Club Atlético Peñarol de Montevideo en las buenas y en las malas a la distancia; pero hay prioridades de vida también más allá del deporte. De largo. Muchas.
Por cierto, me alegra que el clásico de Uruguay terminara sin goles, ni uno solo; cero. Me satisface profundamente.
Pienso mal y me parece que la programación del compromiso futbolero fue con marcada intención de reñir con el cristianismo, y qué bien les fue ¿cierto? todos los fanáticos insatisfechos con el 0-0. Inmejorable.
Un saludo fraterno al Cardenal Sturla, y de nuevo, mis felicitaciones por defender la Verdad y la Fe a toda costa. Firme. Siga haciendo vida su derecho de libertad de expresión. Adelante.