FC Barcelona dispone de todo el mes de marzo para tomar una decisión que podría ser histórica, la de finiquitar su compromiso con Nike y optar por una de las dos opciones que tiene sobre la mesa: aceptar una nueva oferta o crear una marca propia.
Fuentes próximas a la negociación consultadas por EFE admiten la dificultad de cualquier movimiento, porque se desconocen los planes de Nike, una multinacional estadounidense ligada al club azulgrana desde 1998 y con un compromiso firmado hasta 2028.
Por lo que el problema es económico. El club azulgrana ha recibido ofertas para convertirse en el dueño del próximo logo de la camiseta del Barcelona, la principal podría ser la de Puma, que estaría dispuesta a superar los cien millones de euros anuales, una cantidad sensiblemente superior a los 85 que abona en la actualidad Nike.
La tercera opción es la más innovadora y pasaría por la creación de una marca propia.
La principal ventaja es que la próxima temporada, en la que el Barcelona cumple su 125 aniversario, su camiseta está llamada a romper todos los récords de ventas y si el club puede ingresarlos íntegramente, la inyección económica podría suponer un alivio a su complicada economía.
Desde hace meses el Barça da vueltas al asunto. Todo surge cuando hace coincidir el potencial de BLM (Barça Licensing and Merchandising) con la necesidad de recuperar el negocio 'on-line'.
BLM es una empresa del club que gestiona las tiendas, la venta 'on-line' y a mayoristas y los productos bajo licencia de la entidad, un negocio valorado entre 500 y 700 millones de euros, según diferentes tasaciones.
El curso pasado, BLM facturó 100 millones, una cifra que el club espera aumentar en próximos ejercicios.
En esta ecuación no se incluye la venta 'on-line' fuera del continente europeo, que explota Nike, por lo que el Barcelona sueña con gestionar directamente esta línea de negocio que significaría un salto gigantesco en su objetivo de aumentar sus ingresos.
Para ello necesitaría aliarse con una empresa que confeccionara la ropa deportiva y la distribución de la misma.
Esta es la razón por la que el Barcelona quiere renegociar su compromiso con la multinacional del bumerán, aunque entraña unas cuantas dificultades.
Desde el perjuicio económico para finiquitar el compromiso -que tiene cuatro años más de vigencia- hasta el riesgo que supondría iniciar una aventura empresarial en solitario, especialmente por las dificultades en la redes de distribución.