El equipo saudí Al Ittihad se negó este lunes a jugar ante su rival Sepahan en un encuentro de la Liga de Campeones asiática por la presencia en el campo iraní de un busto del general Qasem Soleimaní, asesinado en 2022 por Estados Unidos.
Los jugadores saudíes ni siquiera llegaron a entrar en el estadio Naghsh-e Jahan de la ciudad iraní de Isfahan, donde esperaban unos 60.000 espectadores, informaron medios iraníes como IRNA.
Tras más de treinta minutos de retraso el arbitro decidió cancelar el encuentro, debido a “circunstancias inesperadas”, explicó la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) en un comunicado.
“La AFC reitera su compromiso a la hora de garantizar la seguridad de los jugadores, los espectadores y todas las personas implicadas”, aseguró el organismo.
Medios iraníes atribuyeron esta situación a la presencia en el estadio de una estatua del militar Qasem Soleimaní, exgeneral al frente de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní (IRGC), quien fue asesinado hace tres años por Estados Unidos en Irak.
Tras la cancelación del encuentro, algunos de ellos, como Tasnim, publicaron imágenes de los jugadores saudíes entrenando en el estadio Naghsh-e Jahan antes del encuentro.
Irán y Arabia Saudí acordaron en marzo la normalización de sus relaciones diplomáticas, rotas desde 2016 tras los ataques sufridos en sus sedes diplomáticas en ese país a raíz de la ejecución en el reino árabe de un importante clérigo chií.
Durante todos esos años, los equipos saudíes e iraníes jugaron en el suelo de terceros países, algo que ha llegado a su fin para alegría de los aficionados al fútbol de la región.
Los partidos de la Liga de Campeones asiática de este año contribuían al acercamiento entre los dos rivales históricos, como se vio a mediados de septiembre cuando el Al Nassr de Cristiano Ronaldo jugó en Teherán contra el Persépolis y despertó una auténtica locura entre los aficionados al balón.