Alianza, bicampeón y nuevo escolta en el palmarés nacional de la Primera División, ganó su título 17 gracias a cinco grandes claves que encontró durante los 120 minutos, más la tanda de penaltis, que duró una final extenuante y, hasta cierto punto, desnivelada contra Águila.
Los dieciséis elementos albos que intervinieron en el partido, entre titulares y suplentes, más el cuerpo técnico, encabezado por Milton ‘Tigana’ Meléndez, redondearon la tarde de este domingo la recuperación memorable de un torneo que arrancó con mala pinta, con aquellas dos derrotas consecutivas ante Metapán y Jocoro, y lo firmaron con una memorable tanda de penaltis que resumió los puntos altos y bajos del equipo que domina indiscutiblemente el redondo local.
VIDEO: Alianza FC celebró con su gente el bicampeonato
1. HAMBRE Y AMBICIÓN DESDE EL PRIMER MINUTO DE LA FINAL
Alianza arrancó el partido con el título entre ceja y ceja. Se plantó firme en el primer tiempo, incluso rozando el juego brusco, y pareció jugar con la consigna de impedir que el mediocampo de Águila se encontrara cómodo con el balón, que no tuviera suficiente tiempo para pensar las jugadas. Impusieron presencia y su rival cerró los primeros 45 minutos sin disparar a meta.
En la segunda parte y con la baja por expulsión de Iván Mancía, el equipo continuó buscando los caminos al gol, hasta el punto de desvanecer la diferencia numérica. “Fuimos mejores desde el primer minuto y terminamos con un hombre menos siendo mejores”, explicó el defensa Henry Romero, en su acalorada reacción pospartido.
2. MENTALIDAD DE ACERO PARA RESISTIR LAS ADVERSIDADES
Parte del componente anímico que mantuvo a flote al Alianza fue la concentración en momentos clave a partir de perder a uno de sus ejes en ataque. Con diez hombres, el equipo no se talló siquiera la piel del cordero y respondió buscando el gol del empate, identificando a un rival que no aprovechó su momento.
Señas como la decisión del capitán Marvin Monterroza de jugarse los penaltis contra de la maldición de la portería norte, o la templanza del zaguero Mario Jacobo ante las provocaciones del rival en la tanda, exhiben a un plantel que se fortaleció ante este desafío. Otro componente emotivo que afectó positivamente al grupo fue la situación personal que vivió el volante Óscar Rodríguez, fortaleciéndoles y uniéndoles más. “Un compañero nuestro perdió a su mamá en la semana. Este título es para ella”, aseguró Mario González.
3. ACIERTO EN LOS CAMBIOS PARA MANTENER EL TONO DEL PARTIDO
Milton Meléndez, el arquitecto del proyecto albo que empezó en 2015, sacudió el banquillo en el momento justo para impulsar la búsqueda de la remontada en el segundo tiempo, permitiéndole que no resintiera la inferioridad numérica. ‘Tigana’ explicó, ayer en Radio Femenina, que intentó afirmar dos líneas de cuatro y dejar un solo delantero de referencia para compensar al equipo.
Refrescó los extremos, ingresando a Óscar Cerén y desplazando a Michell Mercado para la izquierda, e hizo acompañar a Rodolfo Zelaya con Franco Arizala; modificaciones para mantener la tónica ofensiva y no perder orden. “Si hubiéramos terminado los once jugadores, estoy convencido que lo terminábamos en los 90 minutos, no hubiera habido necesidad de esto”, mencionó Meléndez, luego del encuentro.
4. GARANTÍAS EN LA PORTERÍA Y EN LA LÍNEA DE DEFENSORES
Con Mario González en el arco, Alianza ganó muchos enteros ya no solo para la eventual tanda de penaltis, donde atajó dos de los tres disparos que erró Águila, sino también bloqueos y achiques en el segundo tiempo. El guardameta de 24 años juega su posición con inteligencia y mostró, en la cuarta final de su carrera, que está para horizontes mucho más lejanos.
Así mismo, la línea de cuatro defensores albos se mantuvo férrea e incluso se creció anímicamente a partir del gol en contra. Incluso Mancía, expulsado, no desentonó si exceptuamos su segunda tarjeta amarilla. Renderos y Jacobo, emergentes desde el banquillo, aportaron la seguridad que el equipo requirieron sus respectivos puestos.
5. FONDO FÍSICO PARA SUPERAR EL ALARGUE Y UNA CANCHA DIFÍCIL
El agotamiento de un partido alargado por el empate era inevitable, pero en Alianza no hubo signos extremos de desgaste ni de lesiones producto de lo mismo. La preparación física de la plantilla, a cargo del profesor Mario Villatoro, rindió sus mejores frutos en la recta final de un torneo marcado por la saturación de partidos por el calendario local e internacional, además de la plaga de bajas en los días recientes por un brote de gripe.
Impulsados por el componente anímico ya expuesto, el cansancio de la final se redujo considerablemente, tomando además en cuenta que el campo del Cuscatlán no estaba en sus mejores condiciones por la lluvia y el maltrato a la grama por actividades ajenas al deporte. Las piernas le alcanzaron al Alianza para reducir el impacto del partido.