En la Copa Oro, la Selecta quedó eliminada pronto. Las ilusiones por llegar a un más alto nivel en el torneo de Concacaf siguen siendo eso… ilusiones. Sin embargo, lo que la Selecta genera es algo único para los aficionados.
De este modo, las cuentas de Gold Cup (Copa Oro) y Concacaf retomaron la historia del cuscatleco Jorge Castro, quien a través de sus líneas destaca el amor por la Azul y Blanco, y la compartieron este lunes. El nacional contó parte de su vida y del fútbol en sus venas.
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Castro, quien trabaja en una tienda de fútbol, tiene 27 años y vive en Austin, Texas. Además, no solo es hincha de la selección salvadoreña y de CD Águila, también es fanático del Austin FC, y es parte de la banda de aficionados: La Murga de Austin (LMDA). Toca el surdo, un tambor o bombo de la música samba brasileña.
"Me encanta ser salvadoreño y me encanta representar a nuestro pueblo trabajador aquí en los Estados Unidos", relató el hijo de padre salvdoreño y madre mexicoamericana. Y confesó: "Mi etapa como hincha de la Selecta ha estado llena de altibajos. Me enamoré de la Selecta en 2008, después de verlos remontar un 2-0 contra Panamá para ganar 3-2 y ver el orgullo en el rostro de mi papá".
"El fútbol ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado en mi vida, ya que me permite demostrar lo orgulloso que estoy de ser salvadoreño. Me encanta cuando es día de partido de la Selecta, porque me permite sentirme conectado con mi país y el pueblo salvadoreño", agregó Castro.
Para este salvadoreño, el fútbol es gracias a su padre, quien se lo inculcó y por quien ahora vive apasionado por la Selección. Y, además, está enseñando a su hermano menor el amor por el fútbol y a que toque el tambor. Mientras uno de sus sueños fue ver a la Selecta en el estadio Cuscatlán, en el partido ante Jamaica.
"Fue, probablemente, uno de los mejores días de mi vida. Cuando era más joven, nunca pensé que alguna vez iría a El Salvador, y mucho menos ir a ver un partido en el estadio Cuscatlán. Cuando entré por primera vez al estadio, pensé que estaba soñando, era como si hubiera ido al cielo", relató. Una emoción y un sentimiento real por el fútbol de la Selecta.
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Y se sinceró: "Cuando veo jugar a El Salvador, me ayuda a sentirme conectado con el pueblo salvadoreño, sabiendo que todos tenemos la misma pasión por nuestro equipo. Amamos al equipo en las buenas y en las malas. Y todos tenemos la esperanza de que algún día lleguemos al máximo nivel clasificándonos para un Mundial".
Una historia imperdible de un aficionado de esos que vive al máximo su pasión Selecta. Un caso de amor a la Azul como el de muchos por el mundo. Esta vez, elegido gracias a Copa Oro y Concacaf. Un grande.
ESTA ES LA HISTORIA: