Carlos III ha sido proclamado, en el Palacio Saint James, el 10 de septiembre pasado, “Rey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de sus demás reinos y territorios, Jefe del Commonwealth, defensor de la fe”.
Sucede a su madre, la Reina Isabel II, que asumió el reinado más largo de la historia, 70 años. Se había celebrado el Jubileo de Platino del 6 de febrero al 5 de Junio pasado y había recibido la primera ministra, Liz Truss, el lunes pasado! Es decir, ¡cuánto camino recorrió la historia en pocos días!
Carlos III nació el 14 de noviembre 1948. Su madre se había convertido en monarca bajo el nombre de Isabel II a la muerte de su propio padre, el Rey Jorge VI en febrero de 1952. Él mismo tuvo que asumir la corona cuando su hermano, Eduardo VIII (quien fue proclamado Rey pero nunca coronado, dimitió antes, afirmando su amor por Wallis Simpson). Es decir, la fuerza de la institución real y el proceso de sucesión de la monarquía británica.
Carlos, Príncipe heredero, fue entronizado Príncipe de Gales el 1 de julio de 1969. Desde entonces, cumplió con sus deberes institucionales, tanto en el propio Reino Unido como en el mundo y particularmente en la Commonwealth. Esta última es la unión de 56 países (20 monarquías y 36 repúblicas), que ofrece una base importante de influencia para los países anglófonos que fueron parte del ex-Imperio Británico. Constituye un “soft power” internacional, ofreciendo al monarca británico encabezar una organización mundial.
Uno de los desafíos del Rey será mantener unido dicha organización basada sobre la legitimidad que le reconoce sus miembros.
Carlos III entra en la historia del Reino Unido después de haber ejercido sus funciones de Príncipe de Gales durante 53 años. Es totalmente inédito en la historia del Reino, pero puede ser fuente de confianza. Mientras el duelo sigue, Carlos III asume la parte afectiva que lleva el pueblo a la institución, símbolo de una identidad particular, de historia tanto perspectivas que procuren adhesión. La institución está representada por miembros de la familia real, empezando por el propio monarca. A raíz de tantos decenios de experiencia, Carlos III ha llevado un enorme monto de compromisos que le dieron un conocimiento muy especial de la sociedad británica.
En virtud de la famosa máxima “Rex nunquam moritur” (el Rey nunca muere), Carlos III asumió su nuevo papel en el instante que la Reina Isabel II dio su último suspiro. Obviamente, tanto sobre el fondo como sobre la forma, el reinado será diferente: Carlos III es Rey a sus 73 años. Es más que el Príncipe Albert-Edouard que sucedió a sus 59 años a su madre, la Reina Victoria, en enero de 1901.
Pero, los tiempos han cambiando. El Rey Carlos III asume el trono en la era digital, mientras los cambios, las informaciones se renuevan constantemente, volviendo la noción del tiempo más relativa. Los temas centrales de las sociedades contemporáneas y del mundo llevan preocupaciones globales: cambio climático, las consecuencias sobre las economías que deben transformarse tomando en cuenta las inteligencias artificiales, las exigencias ecologistas. El espacio está volviéndose un nuevo campo de rivalidades internacionales, tantos ejes de la época presente que han sido durante años centros de intereses del Príncipe Carlos de Gales, ahora Carlos III.
Asumiendo la corona, su primer deber consistió en formalizar a la vez de manera institucional como afectiva la transmisión de mando. El pueblo llora una Reina que siempre estuvo presente en la era mediática: desde 1952, cuántas generaciones fueron sujetos de una Reina que conoció a 16 primeros ministros, a todos los presidentes estadounidenses desde Dwight Eisenhower, pasando por JF Kennedy, Ronald Reagan, Bill Clinton, Donald Trump o Joe Biden. Carlos III asume esta realidad pero bien sabe que debe mostrar su propio vínculo para y con su pueblo. En su primer alocución, quiso establecer una relación entre la herencia que le deja su madre y su conciencia del deber tanto como del amor que lleva hacia el país y su pueblo.
Es sumamente importante, asumiendo nociones tan fuertes como la lealtad a los valores de la Corona dedicada a un pueblo en varios países. Carlos III debe sobrepasar el príncipe de Gales que ha sido durante estos 53 años. Sensible a los temas ecológicos, muy consciente de la problemática del cambio climático, Todo lo que dirá y hará será mirado con atención, tanto como la reina consorte Camila. Los desafíos no faltan: mantener la adhesión hacia la monarquía que debe ser ejemplar: Carlos III tiene una visión de la monarquía renovada, contando por ejemplo, menos miembros activos.
Fuerza de símbolos y de impulso, tendrá que mantener una neutralidad aunque el Príncipe de Gales que ha sido, expresada sus posiciones sobre temas políticos mientras la situación en Gran Bretaña es difícil: cuenta con 4 Jefes de gobierno desde el voto del Brexit en 2016, siendo actualmente confrontada a una inflación importante y a un aumento de los precios de energía, aumentando un posible malestar social.
El advenimiento de Carlos III en estos momentos lleva una carga simbólica. Su experiencia puede ser una chance para el Reino Unido y en un medio ambiente internacional de tensiones.”God save the King”.
Especialista en relaciones internacionales/politólogo