A diferencia de lo que muchos podríamos pensar, las fundas transparentes de los celulares no se vuelven amarillas por la suciedad que acumulan con el tiempo. Todo se trata del material con el que están hechas: Poliuretano Termoplástico (TPU).
Las fundas cumplen una función sencilla realmente importante: proteger los dispositivos de posibles golpes o caídas y, de forma adicional, modificar su aspecto exterior. El polímero transparente no llega a cumplir con esta última, pero sí es un material favorable por su resistencia al calor, su gran capacidad de amortiguación y su resistencia a grasas o aceites.
Es por ello que el polímero tiene muchas características que lo hacen ideal para la fabricación de las fundas de los smartphones, pero su degradación es lo que provoca la transición gradual de la tonalidad.
Dicho proceso se produce por el contacto de la carcasa con la luz solar, lo cual provoca cambios en el material a nivel molecular gracias al calor que produce.
Mejor compra otra funda
Los “trucos” como utilizar agua y jabón, alcohol isopropílico o bañarlo en lejía no son efectivos y representan una pérdida de tiempo si lo que se desea es devolver al material a un estado transparente. Lo que sí hacen es desinfectar y limpiar la carcasa pero, como se dijo antes, el cambio de color se debe a la degradación del polímero y no a suciedad acumulada en él como producto de su uso constante.
Es por eso que la respuesta a la pregunta sobre si existe algún método para evitar que esto suceda o para revertir el proceso es con un rotundo no. Lo único que queda es comprar una funda nueva del mismo material o de otro.