El principal eslabón de la iglesia católica informó sobre que “la puerta está abierta” a su posible renuncia como pontificado, pero que aún no ha pensado en la posibilidad, aunque dice que si lo hiciera no sería “una catástrofe”.
El papa Francisco hizo estas declaraciones tras volver de un viaje en Canadá donde se disculpó como representante de la Iglesia por el trato a los indígenas canadienses en el pasado.
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Entre las limitaciones físicas que el papa describió en la rueda de prensa se encuentra su necesidad de utilizar una silla de ruedas para movilizarse debido a que su rodilla le impide caminar, lo que lo obligó a hablar en Canadá sentado en lugar que estar de pie.
“A mi edad y con esta limitación tengo que ahorrar fuerzas un poco para poder servir a la Iglesia” o “al contrario, pensar en la posibilidad de echarme a un lado”, dijo.
Si el papa renuncia debido a su salud seguirá los pasos de su antecesor, Benedicto XVI, quien renunció en 2013 cuando aseguró que le faltaban las fuerzas.
Destacó que “no sería algo extraño” ni “una catástrofe”. “Se puede cambiar de Papa, no hay ningún problema”, añadió.
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En cuanto a su salud añadió que los médicos le dicen que se podría operar, pero no lo hará por un problema con la anestesia desde su operación en el colon.
También aseguró que continuará viajando “porque es una manera de estar cerca de la gente y es un modo de servir”.