En un ataúd blanco, rodeado de decenas de flores rojas, amarillas, rosadas y blancas, Jennifer es velada en una de las áreas de su vivienda, en San Francisco Menéndez, Ahuachapán, luego que sus restos fueron repatriados el miércoles a El Salvador después de 21 día de su asesinato, cometido por el compañero de vida de su hermana. La madre recibió el féretro.
Los familiares aún no terminan de asimilar lo ocurrido a la adolescente, que el próximo mes llegaría a la mayoría de edad.
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Era amigable, jovial, amorosa con su familia y entre sus sueños estaba ayudar económicamente a su madre para que cuidara a su hermano, quien presenta una discapacidad.
Sin embargo, haber grabado un video donde su cuñado agredía a su hermana fue la presunta causa de que la asesinara en represalia, cuando salió de la cárcel el mes pasado.
El hombre, identificado como Cano Ernesto Sánchez, nuevamente está en prisión y deberá de enfrentar la audiencia a inicio de agosto, luego que fue acusado de varios delitos, entre ellos, asesinato en primer grado e intento de asesinato en primer grado de un oficial de la ley.
La madre de la adolescente fue por el cadáver al aeropuerto; tuvo que pasar un momento que jamás se imaginó. En el lugar abrieron el ataúd para que la señora reconociera a su hija.
“Para mí fue algo muy duro porque uno a los hijos nunca imaginó verlos así (en un ataúd). Uno piensa que es uno el que se va a ir primero y no ellos. Es algo demasiado doloroso para una madre ver a su hijo en esa caja”, expresó el jueves la madre.
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Jennifer será sepultada el viernes en el cementerio número dos de San Francisco Menéndez. El sepelio saldrá de la vivienda a las 2:30 de la tarde, está previsto la realización de una misa y posteriormente los restos de la menor serán trasladados al camposanto.
El homicidio ocurrió la madrugada del 6 de julio en el estado de Carolina del Norte, Estados Unidos, luego que su cuñado ingresó a la casa para cometer el crimen.
Posteriormente intentó asesinar a su compañera de vida, quien logró escapar con engaños y avisar a la Policía de lo ocurrido.
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“Ella se había dejado con él; pero como él estaba pagando esa casa donde ella se había quedado, tenía llave para entrar y salir. Había pasado unos días antes que había llegado a pelear con mi hija y la niña que él me mató lo grabó y llamó a la Policía. Esa fue toda la cólera de él”, relató la madre el día después del crimen.
La menor era la tercera de cinco hermanos; de los cuales dos residen en La Hachadura y los demás en Estados Unidos.
“Aquí en mi casa la estamos velando porque aquí era donde ella vivía, aquí es donde ella tenía que volver a llegar”, finalizó la madre.