La lista Engel solo hace público las partes desclasificadas. EE.UU. nunca publica los nombres de individuos que no son procesables, ya sea por política internacional, falta de evidencia contundente, persona cuyo comportamiento sea fuente de mayor información, o decisión propia. Por ejemplo, Juan Orlando Hernández (JOH) nunca salió en la lista desclasificada de Engel de Honduras, pero fue el primero en ser extraditado. Lo pidieron de inmediato cuando dejó de ser presidente. Hoy sabemos que la administración Biden lo colocó en una lista clasificada en 2021, cuando aún era presidente. Estados Unidos tiene la política de no acusar a jefes de estado en funciones. Tampoco los EE.UU. hacen público sus fuentes y métodos (sources and methods).
Las personas que aparecen en la lista Engels son individuos que el Departamento de Justicia de EEUU está preparando, con suficiente evidencia para efectivamente presentar una acusación ante los juzgados en EEUU, en el momento que sea necesario o deseable. No todos los malos actores aparecen. Solo aquellos que no dan indicios de sus fuentes y métodos, y quieren enviar un mensaje. Y si a alguno lo sacan de la lista, no quiere decir que está libre de pecado, sino que es posible que ha llegado a un arreglo y va a colaborar con las investigaciones.
Cuando a un individuo le quitan la visa, los EEUU le están enviando un advertencia “por ahora no te quiero, no me conviene o interesa procesar, así es que no vengas a los EEUU. Cuando crea necesario o quiera procesar te mando a traer, o te hago detener en otro país”. Esa es la pesadilla de estar en la lista Engel: No sabes cuando te va tocar.
Ingeniero-científico
Desde Washington