Las historias deportivas siempre se superan. Y las de amor, a veces, mucho más. Es el caso de los atletas nacionales Grecia Mendoza, de natación artística, y Javier Alas, de bádminton, quienes asistieron a los Juegos Bolivarianos de Valledupar 2022.
Sin embargo, los salvadoreños son pareja y viven juntos, pero cuando partieron a suelo colombiano les tocó estar separados. Y no verse. Y es que las pruebas de las aguas eran en Valledupar, pero las de bádminton se dieron en Bogotá. Así que, aunque sabían que iban al mismo evento, se tuvieron que conformar con alentarse para las competencias por mensajes y llamadas.
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“Los dos sabemos que en el deporte y en la vida hay adversidades. Y, a pesar de la distancia, trato de apoyarla, estar pendiente de su alimentación, su descanso y sus fechas y horas de competencia; y, en la medida de lo posible, por mensaje o llamada trato de enviarle mucho ánimo y apoyo para su competencia”, contó Alas, doble medallista de su deporte.
Mientras Mendoza reconfirmó: “A pesar de la distancia, el apoyo es bastante íntimo. A medida podemos estar en contacto, nos contamos cómo nos sentimos en el ambiente de competencia, los pros y contras que vemos, entonces cada quien sabe las palabras adecuadas que decirle al otro, pues nos conocemos de una forma más concreta. Nos apoyamos con consejos, para tener mente firme en nuestras competencias y objetivos claros”.
Grecia comenzó en la natación artística desde los ocho años, y ahora tiene 20; mientras Javier conoció su deporte desde los 13, y actualmente tiene 19. Son novios “desde hace casi cuatro años, y llevamos un (año) y medio viviendo juntos”, se sincera la nadadora.
Ambos han sido unidos por el deporte. Y esta experiencia de ambos de asistir a los Bolivarianos ha sido única. Ya en el pasado estuvieron juntos en los I Juegos Panamericanos Junior de Cali 2021. Pero ahí, sí pudieron compartir unidos.
Ahora, al ser consultada la artística sobre su sentir por el hecho de que en casa viven juntos, pero en unos Juegos que pudiesen haber compartido les tocó separados, manifestó: “Es una lástima que esta vez nos tocó en diferentes sedes, ya que siempre queremos apoyarnos de una forma más directa. Pero desde casa hemos venido hablando sobre nuestros objetivos, y dándonos consejos que en los días de las competencias nos iban a funcionar”.
Al margen de esto, han vivido al máximo los Bolivarianos. “Me siento super alegre, muy orgulloso de Grecia (de estar en Valledupar), y por mí también, porque sé lo que cuesta en nuestros deportes el clasificar a unos juegos del ciclo olímpico. Sin duda, es gratificante el poder representar a nuestro país y sé que tanto ella como yo damos todo en la competencia”, afirmó el jugador.
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Su compañera en esta aventura de la vida y del deporte complementó: “Estoy muy feliz, porque es algo que compartimos como objetivo de poder representar al país en competencias del ciclo olímpico y dar a conocer el potencial salvadoreño. Además, sabemos el esfuerzo que hemos puesto para llegar a clasificar”.
No dudan estos atletas cuscatlecos en reconocer que, de cierta forma, es una ventaja el que su pareja también sea deportista, porque conocen y entienden lo que esto significa en cuanto a sacrificios. Ambos así lo comprenden.
“Me siento muy feliz, porque en una relación es de mucha comunicación y compresión entre ambos, y me hace sentir bien que estoy con una buena persona que es disciplinada y muy dedicada a lo que hace. En los días malos como en los buenos, se trata de darse apoyo, y ambos sabemos lo que queremos tanto en nuestra vida personal como en nuestra vida deportiva”, cerró Javier.
Y Grecia lo tiene claro: “La verdad, mejora la comunicación entre ambos, porque sabemos el nivel de exigencia que llevamos en nuestro día a día. También, tenemos valores que el deporte nos suma como la disciplina, no solo en el deporte, sino en las otras áreas en las que nos desenvolvemos. Además, entre ambos, siempre nos motivamos cuando estamos en momentos de frustración deportiva, ya que ambos pasamos por situaciones similares y somos pilares para el otro”.