El ejército ruso anunció el jueves la retirada de la isla de las Serpientes, una posición estratégica en el mar Negro conquistada por Moscú, coincidiendo con el cierre de la cumbre de la OTAN en Madrid, donde el presidente estadounidense reiteró el apoyo a Ucrania, invadida por Rusia, "el tiempo que haga falta".
La noticia de la retirada rusa de la isla se produjo el día de cierre de la cumbre de la Alianza Atlántica, centrada en la invasión rusa de Ucrania y en la que el presidente estadounidense Joe Biden anunció un nuevo paquete de ayuda militar a Kiev por un valor de 800 millones de dólares.
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"Vamos a estar al lado de Ucrania, y toda la Alianza va a estar al lado de Ucrania, el tiempo que haga falta para asegurarse de que no es derrotada por Rusia", dijo.
Casi al mismo tiempo, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, comparaba las tensiones diplomáticas a la Guerra Fría y decía que ya estaba cayendo una "cortina de hierro" entre Occidente y Rusia, en referencia a la frase pronunciada por el ex primer ministro británico Winston Churchill en 1946.
El fin del conflicto aún no está a la vista, pero el presidente indonesio, Joko Widodo anunció que había entregado a su homólogo ruso Vladimir Putin un mensaje de parte del dirigente ucraniano, Volodimir Zelenski.
"Aunque la situación es aún complicada, hay que avanzar hacia una solución e iniciar un diálogo", dijo Widodo en Moscú.
Horas antes, el ministerio de Defensa ruso anunció que la salida del ejército de la isla de las Serpientes se hacía "de buena voluntad", para demostrar que Rusia no interfería en los esfuerzos de la ONU para organizar exportaciones seguras del grano ucraniano.
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Desde los inicios de la ofensiva rusa, esta pequeña isla --de unas cuantas hectáreas-- se convirtió en símbolo de la resistencia ucraniana después de que un grupo de guardias que la defendía rechazara la orden de rendirse lanzada desde un buque ruso.
También era un objetivo estratégico, situado a unos 50 km de la desembocadura del río Danubio, una importante vía comercial, y a un centenar de kilómetros del puerto ucraniano de Odesa.
Exportaciones de grano
Desde Kiev, la retirada fue vista como una victoria. "Doy las gracias a los defensores de la región de Odesa que han hecho todo lo posible por liberar un territorio estratégicamente importante", dijo en Telegram el comandante en jefe de sus fuerzas armadas, Valerii Zalujnii.
Para el primer ministro británico, Boris Johnson, la retirada muestra que a Rusia "le resultará imposible" doblegar a Ucrania.
En tiempos de paz, Ucrania era uno de los mayores exportadores de grano, pero la invasión rusa destrozó campos de cultivo y bloqueó los puertos, lo que suscita temores a una crisis alimentaria mundial.
Los países occidentales acusan al presidente Putin de usar esta situación para aumentar la presión contra la comunidad internacional.
Pero el líder ruso volvió a negar cualquier responsabilidad de su país con el riesgo de una crisis alimentaria. Rusia "no pone trabas (...) a la exportación de trigo ucraniano", aseguró.
El jueves, un primer buque de carga con 7.000 toneladas de cereales, escoltado por la marina rusa, zarpó del puerto ucraniano de Berdiansk, ocupado por Rusia, anunciaron las autoridades prorrusas designadas por Moscú.
"Amenaza directa"
El conflicto de Ucrania ha centrado la cumbre de la OTAN, que este jueves termina en Madrid, y en la que los líderes de los países miembros afirmaron que Rusia representa una "amenaza directa" para la seguridad de los aliados.
La Alianza Atlántica invitó oficialmente a formar parte del bloque a Suecia y Finlandia, dos países que decidieron abandonar su tradicional neutralidad militar después de que Rusia invadiera Ucrania.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que se convirtió en uno de los protagonistas de la cumbre al levantar su veto a la adhesión de Finlandia y Suecia, pidió "intensificar" los esfuerzos en favor de un alto el fuego en Ucrania.
Bombardeos "muy potentes" en Lysyschansk
En el terreno, los bombardeos continuaron el jueves en la región del Donbás, donde tienen lugar la mayoría de los combates.
En la ciudad de Lysyschansk, la situación es "extremadamente difícil", con bombardeos "muy potentes" que impiden evacuar civiles, dijo el gobernador regional Serguéi Gaidai en Telegram.
La localidad es aledaña de Severodonetsk, capturada por las fuerzas rusas la semana pasada. Lysychansk es la última gran urbe que les queda por conquistar a los rusos en la región de Lugansk, una de las dos provincias de la cuenca industrial de Donbás, que Moscú pretende controlar integralmente.
Aún quedan unos 15.000 civiles en Lysychansk, que antes de la guerra tenía unos 100.000 habitantes. Según la ONU, unos 16 millones de ucranianos necesitan ayuda humanitaria y más de seis millones están aun desplazados dentro del país.