Para los planes de un caudillo populista, con vocación de dictador, su peor enemigo es la educación, aunque sea una de sus más reiteradas promesas de campaña, para endulzar los oídos de la gente pensante, convencida que es la manera de salir del subdesarrollo y dar al pueblo una mejor calidad de vida.
El populista tiene una manera perfecta de ganarse al pueblo con regalitos que van desde paquetes de alimentos hasta dinero en efectivo mientras pregona su interés en promover la educación y regala tablets y computadoras, aunque la mayoría de las escuelas en el área rural carecen de conexión a internet y muchas no conocen la energía eléctrica.
La situación mundial genera tremenda inflación, y la canasta básica sube casi semanalmente, pero el pueblo se resigna a cambiar su ya exigua dieta, por un menú más raquítico, porque no le alcanza. Pero como no saben que significa inflación, y el Ministro de Hacienda cree que es un fenómeno psicológico, para el pueblo ignorante el alza de precios es culpa de los ricos y de los empresarios. El gobierno paternalista anuncia subsidios millonarios para la gasolina, el gas licuado, congelación de precios, que muy poco favorecen a la población necesitada.
El show estrella del mandatario populista es la guerra contra las pandillas mediante un estado de excepción, que amenaza convertirse en permanente y orgullosamente anuncia la captura de 40,000 terroristas. No le duele el clamor de cientos de madres, hijos, padres y abuelos soportando sol y lluvia en las afueras de los penales de Izalco y Mariona, maltratados por las autoridades con insultos, burlas y amenazas. Y no le importa la muerte de 40 de los detenidos, muchos por malos tratos y torturas.
Pero gracias a que el pueblo se mantiene en la ignorancia, no entiende que el gobernante está constantemente violando la Constitución, que ya no existe la separación de poderes ni el Estado de Derecho, y que el pueblo ha perdido toda esperanza de una justicia pronta. Siguen dormidos con las autoalabanzas que el mandatario se prodiga en redes sociales y en cadenas nacionales, convencidos de que está velando por su bienestar.
No entiende que el presupuesto de educación no es de los más altos, y que con frecuencia se le disminuyen fondos, para trasladarlos a otras carteras. Se conforma con enviar a sus hijos a escuelas en ruinas, techos con goteras, sin muro perimetral ni servicios sanitarios, ni agua potable, con pedazos de pupitres y sin el material didáctico adecuado. Con profesores mal pagados que trabajan por verdadera vocación, comparándose con los sueldos que reciben motoristas y ordenanzas de otras instituciones del gobierno. La dramática estampa de madres y niños atravesando un río crecido, para poder llegar a su escuela, no impacta a los dirigentes populistas, por ser parte de un plan contra la educación.
Recientemente el nuevo Ministro de Educación anunció la eliminación de los Centros de Recursos para el Aprendizaje (CRA) el personal técnico ignora la causa de esa decisión. La excusa es que ya no son necesarios porque ya los escolares y docentes tienen equipo entregado por el gobierno, pero los técnicos son los que enseñan a alumnos y maestros a manejar los equipos y apoyo tecnológico en general. Parte de la estrategia de no educar al pueblo, consiste en no escuchar a verdaderos especialistas con prestigiosa trayectoria docente, sino en seguir el guión de mantener al pueblo en la ignorancia, para que no se dé cuenta de los abusos del gobierno populista, sino más bien agradezca las limosnas que recibe. “El populismo quiebra las piernas de los ciudadanos, para después recibir su agradecimiento por regalarle un par de muletas”.
Maestra