El presidente de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), Eduardo Cader, declaró que El Salvador es el país que menos inversión foránea ha recibido durante el último año, lo que era de esperarse después que las calificadoras de riesgo como Moody’s y Standard and Poor’s lo evaluaran con la más baja nota, situándonos en el mismo nivel que naciones africanas que los inversionistas evitan a toda costa.
El ministro de Hacienda puede darse el lujo, por ahora, de minimizar las pérdidas millonarias causadas por el régimen bukeliano a los salvadoreños con la compra de bitcoin en decadencia, pues ellos ya tienen arregladas sus vidas (fue lo primero que hicieron seguramente al asumir). Al fin y al cabo, el dinero sale de la bolsa de los que pagan religiosamente sus impuestos.
Ciertamente hay fuertes recaudaciones de impuestos, pero las calificadoras cuestionan la capacidad de pago de El Salvador ante sus acreedores de cara a la existencia de agujeros negros que se tragan dineros públicos.
Entonces, ¿quién y cómo se pagarán los préstamos que mes a mes y en ocasiones semana a semana aprueba la Asamblea?
¿De dónde saldrá el dinero para reparar los destrozos que la “nueva biblioteca” ha causado al Centro Histórico y al eje Avenida España/Avenida Cuscatlán?
En cuanto al elefante blanco del Estadio que China va a donar a El Salvador, un totoposte que no se necesita ¿dónde van a estacionar el público sus vehículos en un lugar poco accesible y que no fastidie al vecindario y de dónde saldrá el dinero para habilitar una nueva Escuela Militar?
A lo anterior se suma la anunciada construcción de un aeropuerto en el oriente del país que ninguna aerolínea conocida está para usar por no ser un “hub” donde pasajeros aborden vuelos hacia otros destinos, además de que la gran mayoría de las personas que vienen y salen del país usan el aeropuerto internacional, donde están ubicadas tiendas, lugares donde expenden comida, etcétera.
Lo probable es que dicho aeropuerto, de llegarse a construir, solo sirva para avionetas…
¿De dónde saldrá el dinero para las obras faraónicas?
No hay dinero para reparar escuelas, dotar de centros de educación secundaria a municipios como el de Santiago de la Frontera como expuso su alcaldesa antes de ser callada por el diputado Mulato, de iniciar la construcción del prometido Hospital de Nejapa que por ahora es un predio baldío ( prometer no cuesta nada; allá los nul pensantes que creen en pajaritos preñados usando una frase muy madrileña).
Como hemos dicho, vale mucho más lo que están destruyendo que lo que se dice van a edificar, si no es que quedan las obras tiradas en las cunetas históricas.
Las alzas de precios que ya se sufren —y que no se trata de que “la inflación es un fenómeno psicológico, no matemático”, como dice el señor ministro de Hacienda— son en parte consecuencia del salvaje y no provocado ataque del criminal envenenador Putin a Ucrania, una inflación que se siente en todo el mundo, hasta en el precio de un plato de espaguetis en salsa de tomate en Roma, como lo señalan los italianos.
Es cosa de pocas semanas que los efectos de esa agresión se harán sentir por “la gente de a pie” y las familias de mayor ingreso, por lo que los planes faraónico del régimen solo van a agravar la situación pues restan muchos recursos de lo que no se necesita para atender las necesidades reales de la población.