En el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, se encuentra un agujero negro con una densidad aproximada de un millón de soles, de la estrella que cada mañana apunta en el Oriente después que la “Aurora de sonrosados dedos” (Homero) anuncia su llegada y que se desvanece en Occidente en radiantes colores crepusculares…
Albert Einstein señaló que los agujeros negros se encuentran al centro de cada galaxia, atrayendo irresistiblemente todo lo que se le avecina, que es literalmente engullido en su misterioso interior…
La gravedad, que atrae una manzana al suelo, fenómeno que llevó al inglés Isaac Newton a descubrir el principio, es la fuerza dominante del universo, lo que nada puede escapar…
Existe en nuestro El Salvador un fenómeno similar, un temible agujero negro que traga y hace desaparecer dineros públicos, préstamos, donativos de entidades internacionales… negocios, familias, comunidades, pueblos… deben ingeniárselas para montar sus propios proyectos cívicos, de enseñanza, echando mano del ingenio y donativos que estén a su alcance.
Como nuestros lectores recuerdan, el régimen pretendió caer encima de una significativa parte de los fondos que reciben las ONG, lo que llevó a que muchas entidades filantrópicas del exterior cortaran su ayuda “hasta que las condiciones lo ameriten”, programas que incluían asistencia en salud y educación.
El FODES, la asignación presupuestaria a las comunidades del país, fue tragada por el agujero negro, que ni siquiera consulta a las comunidades sobre las obras o destino de los pagos que tienen que llevar a cabo, incluyendo salarios a su personal. Muchos de los empleados de esas municipalidades han tenido que retirarse sin recibir indemnización alguna, al igual que el personal de la Legislatura previa a quienes se denunció que despidieron sin darles un centavo.
La situación triste que describió la alcaldesa de Santiago de la Frontera, Milagro Barrientos, antes que el diputado Mulato la callara ( con el propósito de mantener el mito de que todo es una maravilla en esta saqueada tierra nuestra), nos lleva a preguntarnos ¿qué posibilidad hay de que varias comunidades vecinas entre sí se unan para contratar un par de profesores de secundaria que vía internet impartan cursos a los jóvenes haciendo uso de las aulas ya existentes?
Experiencias al respecto abundan, ya que debido a la pandemia y al encierro en que muchísimas familias han tenido que estar, millares de millares de niños en nuestro país y en el exterior han seguido sus cursos por internet.
Son suficientes una conexión a la web y paneles solares para hacer tal cosa posible. Todo es meterle pensamiento al tema y procurar que una parte de los dineros de los contribuyentes se utilice para sostener vitales programas de enseñanza y promoción humana.
Sin cultura ni educación los pueblos están perdidos
La educación no ha sido, en ningún momento, prioridad para el régimen, o más bien se le han restado recursos para pagar soldadescas, pomposidades, enormes gastos en propaganda e invertir en criptomonedas contra las advertencias de entendido en asuntos monetarios. No sorprende nada que China haya prohibido su uso, que se presta para lavado.
Fomentar la cultura es elevar las miras de un pueblo, evitar un derrumbe moral y cívico de graves consecuencias…