Apaneca es un municipio del departamento de Ahuachapán. Ahí viven María de los Ángeles y Noé Najera, en una pequeña casa, que también funciona como una pequeña tienda con la cual la pareja se gana la vida. Frutas y verduras dan la bienvenida al entrar. En medio de una de las vitrinas, en donde guardan algunos de los artículos que venden, está un separador con la fotografía de una joven sonriente, con los versos de una de las canciones del artista Leonardo Miranda: “No pienses que me he ido”.
La joven de la imagen se llamaba Fernanda Nájera Quezada, sus padres, los dueños de la casa y la pequeña tienda, la recuerdan como una persona muy amable, sonriente, tranquila y luchadora. A sus 23 años, fue víctima de feminicidio, en el que el presunto culpable es Michael Alejandro Murga, con quien ella tenía un hijo que ya cumplió cinco años.
El 31 de enero de 2019, fue el último día que los padres de Fernanda la vieron con vida. María y Noé relatan que Alejandro Murga citó a la joven bajo la mentira de que iban hacia Santa Ana para buscar un apartamento en el que pudieran vivir juntos. Pasó por ella y su hijo a las 7:30 de la noche. Media hora más tarde, cuando sus padres intentaron comunicarse con ella, su celular ya estaba apagado.
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Sin embargo, los padres de Fernanda no pensaron en que algo malo podría haberle sucedido. Creyeron que el celular podría haberse descargado y esperaron al día siguiente pero no hubo respuesta.
Los padres de Fernanda, preocupados, dos días después, intentaron encontrar a Alejandro Murga en su casa. Solo consiguieron saber que él no llegaba a la residencia desde el jueves anterior: día que se llevó a Fernanda y su hijo. María de los Ángeles tenía la certeza de que el domingo su hija debía regresar a casa porque se celebraban las elecciones presidenciales y Fernanda estaba convencida de asistir a votar.
El 3 de febrero, la familia de Fernanda esperó hasta que cerraran las urnas pero ella no apareció. Entonces, la angustia incrementó. Al siguiente día, Noé debía acudir a la unidad de salud, camino ahí se encontró a una de las amigas de Fernanda que les sugirió preguntar en Ataco porque ella se había enterado que el viernes, un día después de que Fernanda salió de su casa con su bebé, habían encontrado el cuerpo de una joven asesinada, sin documentos y difícil de reconocer, a causa de numerosos signos de tortura.
Noé ya no fue a la unidad de salud, junto a su esposa tomó rumbo a la delegación policial de Ataco. Los agentes les dijeron que sí habían encontrado el cuerpo de una muchacha a la que no habían logrado identificar y que, además, esa misma mañana habían encontrado a un bebé de dos años, deshidratado, con golpes, moretones y picaduras en todo su cuerpo. Les mostraron una foto. Era su nieto, el hijo de Fernanda.
“Entonces se nos vino el mundo encima”, recuerda Noé, agrega que sintió que se volvía loco, no podía creer lo que estaba sucediendo. Mientras, Alejandro Murga escapó del país y de la justicia. Lo que los padres de Fernanda saben sobre él es muy poco, lo vieron solo en dos ocasiones, y una de ellas, fue el día en que se llevó a Fernanda.
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La familia Nájera lleva tres años esperando que se haga justicia por el feminicidio de su hija, y el sistema de justicia ha pospuesto en seis ocasiones la audiencia preliminar. El presunto feminicida sigue prófugo y el Estado continúa sin garantizar que el hijo de Fernanda tenga lo necesario, según relatan sus abuelos.
Son los padres de Fernanda quienes han asumido toda la responsabilidad del bebé que ahora tiene cinco años y ya inició su etapa escolar. Esa pequeña tienda, en donde se venden frutas y verduras, es la esperanza de los padres de Fernanda, lo que generan en ella les permite darle lo que pueden a su nieto, que constantemente pregunta por su mamá y la respuesta que recibe es que ahora ella está en el cielo.
Hoy, por séptima ocasión, se intentará, en el Juzgado Especializado para una Vida Libre de Violencia y Discriminación para las Mujeres de Santa Ana, instalar la la audiencia inicial del proceso. La familia de Fernanda exige que esta vez se lleve a cabo y el caso no quede en la impunidad.