En el tablero de ajedrez de la Historia, la civilización armamentista del siglo XXI amenazaba a la vida y la paz global. La “ilusión cósmica” del viaje estelar al planeta Akala y a la Ciudad de la Eterna Luz -del lejano “tercer cielo”- habría sido sólo eso: un sueño más en el vasto abismo universal del alma humana. “Cuando miras al infinito veo en tus ojos la esplendorosa luz de ese sueño de amor” –dije a mi amada interestelar. “Si el viento aúlla en el desierto de la vida es que se acercan tormentas –repuso ella. Cuando -en cambio- arrastra hermosas y lejanas melodías es que vendrán lluvias suaves a refrescar el páramo y hacer renacer la vida”. Entonces nos apartamos de la estación espacial, escapando al desierto. Sólo en aquella cósmica soledad pudimos escuchar de nuevo la “Nada” que es el silencio interior del ser. “Sólo la Nada nos dirá el porvenir de nuestro destino. El mismo que no está lejos de ti, sino en tus manos –dije a mi amada. Nunca volveremos a estar aquí, sino en el vuelo del alma sobre las alas del tiempo. El Tiempo que es un ave que -al volar- olvida desde dónde vino y hacia dónde irá”. (LVIII)
El ajedrez de la historia
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