Estimados amigos de la buena televisión:
Todavía está por confirmarse que Putin va a perder la guerra contra Ucrania. Pero una cosa ya está clara: Putin perdió la guerra comunicacional. Putin tiene a su disposición la más grande maquinaria propagandística del mundo, líder en la guerra cibernética y de desinformación, pero perdió la batalla mediática contra un comediante llamado Volodimir Zelinski.
Todo el mundo trata de entender cómo este comediante ucraniano llegó a ser presidente de su país; cómo luego se convirtió en una amenaza tan peligrosa para su vecino Putin para que éste iniciara una guerra para removerlo; y cómo este David le ganó al Goliat de las estrategias secretas y sucias la batalla comunicacional - y tal vez la guerra. Bueno, para entender todo esto, primero hay que ver la serie ‘Servidor del Pueblo’, que lanzó a Volodimir Zelinski a la fama.
Cuando leí en los periódicos que en Ucrania habían elegido de presidente a un actor y comediante, que se hizo famoso por una serie de televisión, en la cual juega el rol de un humilde profesor de historia que por accidente llega a la presidencia, mi sospecha fue: otro populista que va a destruir la naciente democracia de su país, que apenas comenzó a liberarse de su historia como parte del imperio soviético. Pensé en nuestro Antonio Saca, nuestro Mauricio Funes, nuestro Nayib Bukele – y en Donald Trump. Pobres ucranianos, van por el mismo camino. Y de ahí me olvidé del señor Zelinski – hasta que Putin mandó a invadir a Ucrania…
Y sorpresa, sorpresa: aquel comediante convertido en presidente se convirtió en héroe, en estadista, en un comandante en jefe capaz de resistir al ejército más grande de Europa. Con su forma directa y permanente de comunicarse, logró unir a los ucranianos – y luego a la comunidad de países democráticos alrededor de la defensa de Ucrania. En todo lo que significa comunicación, discurso, argumentos y credibilidad, Zelinski está ganando a Putin.
Viendo la serie ‘Servidor del Pueblo’ (en Netflix o HBO), nos damos cuenta de que no es por casualidad que este hombre llegó a presidente. Se inventó la figura de un presidente totalmente improbable, un humilde profesor de historia llamado Vasily Goloborodko. Todos los poderes formales y fácticos del país se rieron de su supuesta ingenuidad, de su discurso sobre honradez y servicio al pueblo - hasta que se dieron cuenta que paso a paso les estaba derrotando. Los expertos en política, poder y corrupción no se dan cuenta que tienen en frente a un hombre que tiene el valor de comportarse de manera ética, aunque precisamente esto a todos les parece ridículo…
La historia es inmensamente cómica, muy bien actuada. El televidente cae en la misma trampa que los políticos y empresarios corruptos, de no tomarlo en serio a este hombrecito. Pero el hombrecito, atropellándose contra todos los muros posibles, les gana una batalla tras otra. Ver a Zelinski, actuando el rol del presidente ingenuo, del cual todos se ríen, en las mismas poses y caminando de misma manera por los pasillos del poder, como todos los días lo vemos en los noticieros, dirigiendo una guerra, es alucinante.
Conociendo la posterior historia real, en la cual este hombrecito realmente se lanzó a la presidencia, nos damos cuenta que esta comedia fue mucho más que una (muy bien hecha) parodia a la corrupción política, fue el inicio de su campaña presidencial. Todo el programa político del posterior presidente Zelinski estaba plena y sistemáticamente desarrollado en los 23 episodios de ‘El Servidor del Pueblo’. Pero tan bien camuflajeado como comedia, tan lejos del discurso político tradicional, que nadie se dio cuenta. Según los televidentes, ahí nació una estrella del televisión, un cómico de primera clase. Hasta que luego, cuando se lanzó a la presidencia, se dieron cuenta que lo que había nacido era un auténtico líder político. Con un programa que parecía populista, igual como en la serie: fin de la corrupción y la impunidad, gobernar al servicio del pueblo..
Suena como el trillado discurso de todos los populistas que al final resultan más corruptos que ‘los mismos de siempre’. Pero esta vez, el populismo era real: este hombre (tanto en su serie de TV como en la realidad política) resultó incorruptible. Este hombre, a quien nadie tomó en serio (en la serie y en la realidad) cuando hablaba del ‘servicio al pueblo’, resultó muy serio, muy decidido. Logró (en la serie y en su posterior carrera política) algo que es casi imposible en política: devolver credibilidad a palabras como ‘servidor’ y a promesas como atacar la corrupción.
Putin no invadió a Ucrania para apoderarse de sus riquezas naturales, de su inmensa capacidad de producir granos básicos, de sus minerales. No, Putin decidió aplastar en el país vecino el crecimiento de un modelo político muy peligroso para él y su forma autocrática de gobernar. En última instancia, decidió aplastar a Volodimir Zelinski. Para Putin, quien seguramente vio la serie de televisión, Zelinski era un payaso, pero un payaso peligroso. Hacer que la gente se ría de los poderes fácticos y los dictadores es ofensivo para los Putin del mundo. Y cuando sienten que detrás de la cómico hay algo muy serio, muy comprometido, les da miedo. Por eso, Putin invadió a Ucrania.
Y por esto mismo, por lo serio que trasluce detrás de la fachada del hombrecito gordito que hace chistes, Volodimir Zelinski se convirtió en la figura que hoy es para el mundo libre.
Vean ‘El Servidor del Pueblo’ para entenderlo, y para divertirse.
Saludos, Paolo Lüers