Jamie Dimon, el presidente de JP Morgan, el banco más grande del mundo, ha dado dos mensajes alarmantes sobre el futuro económico inmediato en los días pasados. En el primero dijo que veía nubes negras; en la segunda, de anteayer, dijo que veía un huracán encaminándose hacia nosotros, y que lo mejor que podríamos hacer es prepararnos. Ayer, el jefe ejecutivo del Bank of America y el de Goldman Sachs dieron discursos similarmente pesimistas, el segundo notando cómo éste es el ambiente más complejo que ha visto en toda su carrera por la cantidad de choques que las economías están sufriendo en este momento. Los choques son realmente muy duros. Incluyen la invasión de Rusia a Ucrania; la disminución del abastecimiento de comida por el bloqueo de las cosechas de Ucrania y Rusia; los efectos de la política de cero covid en China, que aunque ya acabó, ha dejado grandes retrasos acumulados en despachos desde Shanghai; la crisis de los altos precios de la energía y el incremento rápido de la tasa de inflación en el mundo entero. A éstos hay que añadir los choques secundarios, que son los derivados de éstos, como cuando una empresa que abastece a otros tiene problemas de producción, que causan problemas a éstos en una cadena de golpes de abastecimiento.
El presidente de Goldman Sachs incluyó como uno de los choques el aumento de las tasas de interés y el retiro de dinero que ya están comenzando a hacer los bancos centrales para controlar la inflación. Es muy discutible que eso se considere un choque porque si algo se vio venir desde hace años, décadas, fue que los bancos centrales estaban creando demasiado dinero, e igualmente, se vio que el día vendría cuando ellos mismos tendrían no sólo que dejar de crear tanto dinero, sino que iban a tener que recortar el dinero en circulación. Este recorte tiene dos efectos principales. Al recortarse el dinero en circulación, los bancos tienen menos dinero para prestarles a las empresas y, como resultado de esto, los bancos suben las tasas de interés para captar más depósitos y dar menos créditos. Las empresas, entonces, consiguen menos créditos y además por los que consiguen tienen que pagar más.
Esta situación va a ir empeorándose por bastante tiempo, con las tasas de interés subiendo y la cantidad de dinero en circulación bajando porque los bancos centrales harán esto gradualmente. Nadie sabe cuánto tendrán que subir los intereses los bancos centrales, pero seguramente estará en el vecindario de 5 puntos porcentuales, lo que puede hacer una gran diferencia en la situación financiera de muchas empresas.
¿Qué significa prepararse para esto? Primero, las empresas deberían de mejorar la situación de efectivo, asegurándose de tener financiamiento para todo el año desde ya, o rebajando los gastos para no necesitar tanto financiamiento. Segundo, anticipar una reducción en las ventas, que puede ser muy fuerte. Conforme los bancos centrales vayan subiendo los intereses, una recesión fuerte se va a ir manifestando, probablemente más fuerte que la de 2008.
La situación se complicaría más, si como es probable, las pérdidas de las empresas se transfieren a los bancos porque simplemente algunos clientes no van a poder pagar. Este es el huracán que Dimon ha visto venir, que puede darse o no, dependiendo de la exposición de los bancos a inversiones especulativas, que son las que más rápido y más profundamente caen cuando suben las tasas de interés porque por razones puramente matemáticas, el precio de estos activos cae cuando las tasas de interés suben. Si, por ejemplo, las personas que han comprado bitcoins, que seguirán cayendo fuertemente con cada subida de intereses, los han pagado con fondos propios, la caída de estos no podría causar una crisis financiera; si han tomado dinero prestado de los bancos para comprarlos, entonces sus pérdidas se van a pasar al sistema bancario, lo cual complicaría muy seriamente la situación. Esto no va a pasar en El Salvador porque los bancos no han financiado compras de criptomonedas, al menos no sin otras garantías.
Esta no es la primera vez que escribo sobre este tema porque el problema se vio venir de lejos. Este problema se hubiera podido evitar, pero actuando desde hace muchos años. Ahora cada las soluciones son cada vez más dolorosas. Por atrasar el recorte de dinero en circulación, el recorte necesario para detener la inflación se va haciendo más grande. Para las empresas y bancos que no se ajusten desde ya, el ajuste que van a tener que hacer va a ser cada vez más grande.
Máster en Economía
Northwestern University