Nayib Bukele arriba a su tercer año de mandato arropado con un altísimo porcentaje de popularidad, según las encuestas. A la vez, hay serios cuestionamientos desde la sociedad civil y la comunidad internacional sobre sus credenciales democráticas, la sostenibilidad de su gestión y el endeudamiento más alto en la historia del país.
¿Cómo puede explicarse esto?
Dos expertos de la sociedad civil consultados coinciden en que parte de esta dualidad se debe a que el Gobierno tiene una alta capacidad de ejecución inmediata. Por otro lado, un tercer experto opina que esto es solo una percepción que ha caído en terreno fértil, pues la población parecía estar cansada de que los anteriores gobiernos fueran muy burocráticos y no resolvieran los problemas más inmediatos.
Esta lentitud de anteriores administraciones, en contraste con la aparente inmediatez para ordenar a través del Twitter del presidente Bukele a sus ministros hace que la población valore este estilo de administrar, aunque en ocasiones las obras no pasen de ser anuncios.
“Es positivo resaltar, aunque parcialmente, esta dinámica de ejecución relativamente rápida que se tiene. Era algo que quizás no se tuvo en gobiernos anteriores y la gente sí estaba pidiendo esa necesidad de ser más ágiles en la ejecución de proyectos”, consideró Carlos Palomo, presidente de Transparencia, Contraloría y Datos Abiertos (Tracoda).
Palomo, además experto en datos y estadísticas, cree que la satisfacción de la mayoría de salvadoreños (según sondeos de UFG y la UCA) en la seguridad desde la aprobación del régimen de excepción está respaldada con datos, pese a las denuncias de arbitrariedades en la detenciones de ciudadanos no vinculados a pandillas.
“Se ha tenido resultados palpables en las comunidades, y están respaldados por estadísticas en cuanto a reducción de homicidios, que era uno de los principales problemas que estaban aquejando al país. Obviamente, hay cuestionamientos sobre los métodos, la opacidad, y todo lo que ha habido involucrado con el tema de seguridad pública, pero lo cierto es que hay un resultado concreto independientemente de qué ha sido lo que lo haya producido”, afirmó Palomo.
Pero sobre esos cuestionamientos-entre los cuales ya han alertado el gobierno de Joe Biden y organizaciones como Human Rights Watch y Cristosal, además de universidades como la UCA, la mayoría de salvadoreños no lo considera hoy día importante, a la luz de los estudios de opinión.
Es decir, las denuncias de violaciones a derechos humanos, los indicios de pactos con grupos criminales y las violaciones a la legalidad no parecen preocupar a la mayoría de los salvadoreños.
“A nivel popular hay una base socioeconómica importante de apoyo incondicional que puede representar 50 o 60% de la población. Obviamente, a ese nivel socioeconómico a veces esos temas de macroeconomía, democracia, de estado de derecho no son los más importantes, sino que son otras urgencias más pragmáticas que la gente valora más. Probablemente ese sea el juicio de valor de la ciudadanía y el presidente está respondiendo a estas expectativas”, analizó Óscar Picardo, académico e investigador de la Universidad Francisco Gavidia.
Quien cuestiona esos resultados en seguridad es el presidente de Acción Ciudadana, Humberto Sáenz. Para él, lo que los sondeos miden como mejoras en seguridad ciudadana se basan en percepciones.
“Lo sigo vinculando con la desinformación que existe. Las encuestas muestran una percepción y es algo subjetiva. Esa percepción parece que viene dada por los niveles de desinformación, es decir, la campaña propagandística que hemos visto del Órgano Ejecutivo, de todos sus medios que están siendo costeados con fondos públicos”, critica.
Asimismo, lamenta que han sido suspendidas garantías constitucionales para poner en las cárceles a personas que posiblemente han cometido delitos pero también a cientos de personas inocentes.
¿Cuánto durará esta dualidad?
En algo coinciden los tres expertos: esta dualidad entre alto apoyo ciudadano versus irrespeto a la democracia no es sostenible en el tiempo. Indican que una administración eficiente de los recursos públicos requiere de transparencia, respeto a la participación ciudadana y finanzas responsables. Es decir, las deficiencias que organismos financieros y cooperantes extranjeros identifican en el gobierno salvadoreño.
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“El talón de Aquiles es la macroeconomía del país , el desbalance comercial que tenemos: importamos mucho más de lo que exportamos, las remesas que están en modo ralentí, bajando su dinamismo y los compromisos financieros globales que tiene el país que, a juicio de varios economistas, no hay claridad de cómo se van a resolver”, dijo Picardo.
De igual forma opina Sáenz: “Es una estrategia que puede funcionarles en el corto plazo, como en efecto les está funcionando, pero es insostenible porque precisamente el tema económico hace que los ciudadanos abran los ojos. Cuando el ciudadano, en todos los estratos sociales, comienza a darse cuenta que su situación no solo no está mejor sino que está igual y que lo más probable es que comience a deteriorarse comienza a provocar que vean con mayor claridad el entorno”, vaticinó.
Palomo cree que los golpes a la democracia pasarán factura tarde o temprano: “Nuestra democracia se está erosionando a una velocidad acelerada y si bien en este momento se puede percibir que están solventando ciertos problemas, estos no pueden resolverse a costa de sacrificar, por ejemplo, la presunción de inocencia, de sacrificar la transparencia en la administración de los recursos públicos, porque eso propicia abusos de poder, corrupción , que al final se revierten y afectan de manera directa y tajante a la gente”, dijo.
¿Qué se espera en el mediano plazo?
De cara a los dos años que restan de mandato de esta administración, los tres analistas no ven mucho cambio.
Ellos creen que el gobierno de Bukele tiene el suficiente margen para mantenerse con amplio respaldo ciudadano que les permita gobernar sin oposición.
Por otro lado, ven que los opositores no están levantan cabeza de cara a las elecciones presidenciales, legislativas y municipales de 2024.
“Desde el punto de vista político y comunicacional tiene una narrativa bien controlada y constantemente están remarcando aspectos del pasado como para zanjar y terminar de acabarse a ARENA y al FMLN y sí, los partidos pequeños emergentes que están saliendo son muy débiles. Por tanto, hoy por hoy, para el 2024 todo indica que Nuevas Ideas va a ser el partido cada vez más fuerte siempre y cuando las condiciones económicas del país estén estables”, consideró Picardo.
El presidente de Acción Ciudadana tampoco cree que el gobierno cambiará de estrategia ni de forma de gobernar, pues hasta ahora su estrategia ha dado réditos electorales.
“No creo que en los próximos dos años vayamos a ver cambios sustanciales en el oficialismo, no aparece por otra parte ninguna oposición, por lo menos que de forma visible, coordinada y sistemática pueda hacerle frente al partido oficialista a Nuevas Ideas. Por tanto, va a ser muy difícil que ellos cambien de estrategia, de visión, manteniendo estos altos niveles de apoyo”, dijo Sáenz.
Palomo sí sugiere que el gobierno debería hacer cambios de timón de cara a las elecciones.
“Deberían de fomentar más la participación ciudadana, hay que escucharlos y retomar lo positivo, no es obligación retomar todo pero existe el deber de escuchar y fomentar más la transparencia que es una de las debilidades principales. En el largo plazo se va notar una erosión en la confianza de las instituciones, porque la gente no va a saber qué están haciendo, porque todo lo declaran reservado o confidencial”, concluyó el presidente de Tracoda.