La controversia sobre el 1 de mayo y sus marchas, este año celebradas bajo un régimen de excepción y amenazas de represión, ha eclipsado que este 1 de mayo también fue el primer aniversario del golpe de estado, con el cual Bukele borró del mapa la independencia de la justicia.
Ese día, el presidente, mediante su bancada cian, tomó control absoluto del parlamento, de la Fiscalía General de la República, de la Sala de lo Constitucional y de la Corte Suprema de Justicia.
La monstruosidad de este golpe a la democracia es prueba de la obsesión con el poder absoluto y del desprecio por el Estado de Derecho de Nayib Bukele, su familia y el pequeño círculo de su corte.
Sin tener este golpe de Estado en cuenta, es imposible entender e interpretar correctamente todo lo que pasó en los siguientes 12 meses.
En la medianoche del 1 de mayo 2021 se jodió nuestra democracia y se abrió el camino a la tiranía.
Todo lo demás, todos los desastres posteriores, son consecuencia de este golpe:
• La suspensión de todas las investigaciones de la fiscalía de los casos de corrupción gubernamental en el marco de la epidemia, incluyendo 30 mil desembolsos del subsidio de $300 que no tienen justificación ni documentación;
• La suspensión, por órdenes del fiscal general impuesto, de la investigación que la fiscalía llevaba sobre las negociaciones y pactos secretos del gobierno con las pandillas;
• El posterior desmantelamiento de la unidad especial anticorrupción de la fiscalía, y los traslados y despidos de los fiscales involucrados en sus investigaciones;
• El retiro obligado de más de 200 jueces, lo que permitió al régimen una rueda de traslados con el fin de separar a jueces independientes de los juzgados y cámaras importantes;
• Usar la Sala Constitucional impuesta para declarar inaplicable la prohibición constitucional de la reelección presidencial, así como Juan Orlando Hernández en Honduras y Daniel Ortega en Nicaragua burlándose de la Constitución;
• La inconsulta Ley de Bitcoin, sin una Sala independiente a la cual presentar demandas de inconstitucionalidad;
• Falta de control constitucional de la Ley de Mordaza, que limita la libertad de prensa;
• Falta de control constitucional del decreto de estado de excepción y su aplicación arbitraria.
Nada de esto Bukele hubiera podido imponer si no fuera por la sumisión al poder de ustedes, que aprueban leyes y decretos sin discusión, sin análisis, sin ni siquiera entender su contenido, sin búsqueda de acuerdos, sin consultas con la sociedad civil, de manera de robots manipulados por Casa Presidencial.
Parece que ustedes, borrachos por su supuesta cercanía al poder, no se dan cuenta que se convierten en cómplices corresponsables de serios atropellos a la Constitución, que en algún momento serán sujetos de juicios penales.
No sé cómo duermen tranquilos. Atentamente, Paolo Luers