“Maldiciendo al diablo y bendiciendo una cruz de madera, el parroco de Los Planes de Renderos, Bonicio Morín, pretendió ayer nominar a La Puerta del Diablo con el nombre de Puerta de los Ángeles, colocando la cruz a pocos metros de donde falleció la artista Morena Celarié”. Así se comienza la nota que El Diario de Hoy publicó el jueves 4 de mayo de 1972, hace 50 años.
Esta fue una de las primeras iniciativas que surgió para cambiar el nombre del famoso parque turístico que resguarda la pintoresca ciudad de Panchimalco.
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A diferencia de la más reciente, que proponía bautizar la zona como Puerta de Dios -en septiembre de 2017-, ese mes de mayo, un grupo de ciudadanos acompañaron al religioso en un rito al que también asistió el entonces alcalde de Panchimalco, Nolberto Benítez, quien después desestimaría el acto que ahí se desarrolló.
“El sacerdote, al explicar a los pocos presentes, que era, como sacerdote, la única autoridad para maldecir al Diablo y expulsarlo de aquel lugar, hizo votos para que se fuera “no para el lado de Panchimalco, porque allí hay gente buena”, sino para otros lugares”, continúa la nota.
Entre los asistentes a dicho acto figuraba la artista y compositora María de Barata, quien explicó a los presentes que el cambio del nombre de esa zona turística era un proyecto viejo. Incluso indicó que otro de los nombres propuestos era Puerta al Cielo.
Sin embargo, aquel ritual a través del cual se trató de rebautizar el parque de Los Planes no fructificó. Distintas voces de la sociedad salvadoreña de la época se opusieron: historiadores, políticos, estudiantes. Hasta un grupo de jóvenes de la zona reprobaron aquel intento.
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Evidentemente, la iniciativa no prosperó, pero entre las personas que aportaron a la defensa del nombre que aún identifica el parque estaba el cineasta y publicista Alejandro Cotto, quien ofreció argumentos históricos para conservarlo.
Al margen del realismo mágico que impregna la historia detrás del nombre, El Diario de Hoy publicó textual la misiva que el también promotor cultural envió a la redacción, con información valiosa que justifica el porqué el cerro El Chulo terminó llamándose La Puerta del Diablo.
“Muchas veces he tratado de entender el porqué de esa tendencia nuestra de cambiar los nombres sonoros, hermosísimos, testimoniales...”, se lee al comienzo de la carta.
Si bien Cotto se unió a las voces que lamentaron la trágica y misteriosa muerte de la bailarina y maestra Morena Celarié -quién trabajó con él en el corto que presentó en la Berlinale “El Rostro”- no aprobaba la iniciativa de modificar el nombre al cerro.
Para comprobar el por qué debía seguir siendo La Puerta del Diablo, presentó antiguos registros parroquiales de Panchimalco, en los que se describe las tragedias que ahí ocurrieron y que cincelaron la caprichosa geografía con dolor y muerte.
Sí, al menos dos tragedias naturales intervinieron el paisaje que hoy tanto admiran turistas y locales en el famoso parque de Los Planes.
Dos terribles deslaves originados por copiosos temporales, que desolaron el pueblo de Panchimalco, en el siglo XVIII y principios del siglo XX.
El primero ocurrió el viernes 8 de octubre de 1762, según el Libro de Difuntos del Archivo de la Parroquia de Santa Cruz de Panchimalco, correspondiente a ese año.
La tragedia, narrada por Fray Joseph Miguel Buenvezino, se registró a las 8:00 de la noche, el día de Santa Brígida, la patrona católica de Europa.
A esa hora, empujado por la enorme cantidad de agua acumulada en el terreno, El Chulo se desgajó entre temblores y un estruendo terrible, provocando un alud que soterró el pequeño poblado. En dicho archivo, quedaron registrados los nombres de los pobladores que murieron y el dato de que algunos de los cadáveres fueron localizados en las playas del país.
Hay que destacar que este suceso fue registrado por escritor e investigador Jorge Lardé y Larín.
La segunda tragedia, se remonta al mes de septiembre de 1906, durante un inclemente temporal que terminó por desgajar de nuevo al cerro El Chulo.
Fue el padre Manuel de Jesús Escobar quien registro en los archivos parroquiales de esa época una detallada crónica de lo que ahí aconteció y de las víctimas que este hecho ocasionó.
Fueron dos los desprendimientos, uno entre las 8:00 y 9:00 p. m. del miércoles 17 de septiembre y el otro, al filo de las 11:00 p.m.. Antes de este último, el cauce del río Te Mapache se desbordó inundándolo todo.
Al igual que ocurrió siglos antes, los pobladores también percibieron los temblores y el horripilante estruendo que anuncia el deslave. Y aunque la cantidad de víctimas mortales fue menor, la destrucción del pueblo fue grande y dejó cientos de damnificados.
En esos archivos, el cerro sigue apareciendo como El Chulo, por lo que es muy probable que fuera bautizado como La Puerta del Diablo en la década de los 50, cuando en el país surgió un fuerte trabajo de proyección turística de El Salvador en el mundo.