Bukele ha externado su deseo de reunirse con inversionistas para exponer lo que son sus programas sociales y económicos, pero toda persona o grupo que planifica invertir en un país no se atiene a lo que un gobierno promete, sino a lo que son las garantías para proteger su capital, principalmente las siguientes:
—la seguridad jurídica basada en el respeto a normas fundamentales del Orden de Derecho;
—la vigencia de un sistema de pesos y contrapesos que impida actos arbitrarios, entre ellos el manoseo de la moneda;
—la separación de poderes, lo que se derrumbó con el golpe del 1 de mayo a la institucionalidad, colocando en manos de una legislatura manipulada por el Ejecutivo disponer sobre vidas y bienes ajenos, violando casi a diario las normas constitucionales;
—el respeto a libertades esenciales de toda persona, lo que incluye sus derechos cívicos como la libertad de expresión y por encima de ello, ser juzgado por jueces independientes del poder político, lo que es contrario a la práctica actual de fallar de acuerdo con lo dispuesto por el régimen, no acatando la ley.
“El dinero no crece en los árboles” le hizo ver la firma financiera inglesa EMFI al régimen, vale decir que cuidar del dinero público, de los impuestos que pagan los contribuyentes, es el principal deber de un Jefe de Estado, que no puede disponer a su antojo de esos recursos.
No agrega a la confianza de ningún inversionista el endeudamiento sin límites de un gobierno valiéndose del voto de una legislatura bajo su control. Esa deuda únicamente beneficia en lo personal al régimen, dejando a un país y a quienes han formado entidades productivas de cualquier naturaleza pagar a través de mayores costos, dificultades para obtener créditos, demanda restringida, infraestructuras limitadas y una población sin capacitaciones reales para salir adelante en un mundo altamente competitivo que además va a cargar con el desquiciamiento mundial provocado por la salvaje invasión del criminal de guerra Putin a Ucrania.
Si hay naciones más seguras en cuanto respeto a la ley, ordenamiento laboral, y sin riesgo de ser expropiados como se vislumbra en estos momentos para construir más cárceles, no habrá inversionistas que coloquen capital que luego puede perderse por una decisión imperial.
Lo mal que van las cosas lo demuestra el que hayan detenido a un pobre muchacho con discapacidad mental para sumirlo en las cárceles del régimen, de donde, según ha declarado su majestad el Emperador, solo “un uno por ciento va a salir”.
Para colmo un aeropuerto en el oriente sin haber dinero para pago de deudas
“El dinero no crece en los árboles”... no hay dinero para pagarle los salarios a maestros y las cuentas a proveedores de bienes y servicios, pero ha vuelto a resurgir lo del aeropuerto en el oriente de país.
Al cierre de 2021 el saldo de los acreedores financieros del gobierno era de $1,827.4 millones, según explicó el director general de Contabilidad Gubernamental, Joaquín Montano, a los diputados.
¿De dónde saldrá el dinero para pagar esas obras si en estos momentos no se sabe cómo podrá el régimen cubrir el pago de préstamos o bienes y servicios a menos que proceda a disponer de los fondos de pensiones? La situación crítica de las finanzas del Estado comprueba que el manejo de los impuestos no ha sido particularmente “eficiente”, para decir lo menos, pues se despilfarra a diestra y siniestra, a lo que se suma la construcción de “un nuevo centro histórico” que nadie sabe a quién se encargó pero que de buen gusto no tiene mayor cosa.
Para colmo, los chinos están destruyendo algo que vale más que lo que van a construir...