¿Estás cansado del diseño o resistencia de los aros tradicionales de tus anteojos?, ¿por razón médica necesitas cambiar ese accesorio?, entonces debes conocer la poco convencional y ecológica propuesta de Yasmin Barraza y José Roberto Pimentel. Yasmin y José son dos amigos entusiastas de la protección del medioambiente y del emprendedurismo, y ahora promueven que los salvadoreños tengan una nueva forma de ver su entorno.
Ambos trabajan en el desarrollo y fabricación de aros para anteojos a base de la reutilización de plástico Pet, que es el mismo usado en la elaboración de botellas usadas para la comercialización de bebidas carbonatadas, agua y refrescos. El esfuerzo cuenta con el apoyo de Nathalia y Nelson Ramos, ambos de 00 Arquitectos.
“La idea nació del compromiso de proteger el medioambiente, y de la conciencia del segundo uso que se le puede dar a miles de estas botellas usadas a cada día”, explicó Yasmin. Con esa iniciativa, Yasmin y José participaron en las becas promovidas por Impact Hub, iniciativa que tuvo una pausa a raíz de la pandemia provocada por covid-19.
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Impact Hub, que inició en Londres en 2005, es una red global que supera los 15,000 miembros en más de 80 ciudades alrededor del mundo, con la visión de generar impacto social y motivar a los participantes a replicar el mismo. “El proyecto tiene como base los apartados 11, 12 y 13 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, de la Organización de las Naciones Unidas; los tres están relacionados a la protección del medio ambiente”, agregó Yasmin.
Los ODS son el plan maestro para conseguir un futuro sostenible para todos. Se interrelacionan entre sí e incorporan los desafíos globales a los que nos enfrentamos día a día como: pobreza, desigualdad, el clima, degradación ambiental, prosperidad, paz y la justicia. Con esta iniciativa, Yasmin y José estiman la posibilidad de fabricar un aro de lentes para adulto con 3 o 4 botellas grandes, con capacidad de 2.5 litros (el tamaños más popular de las bebidas carbonatadas); o entre 2 y 3 para uno de niños.
El polietilentereftalato, conocido como Pet, puede transformarse mediante distintos procesos de extrusión, inyección e incluso por termoformado. La nueva forma dependerá del uso o la aplicación requerida. En la actualidad, el material acrílico Pet se convierte en uno de los termoplásticos más rígidos y resistentes del mercado, siendo la transparencia y la cristalinidad una de sus características más preciadas.
“Al estar en marcha el proyecto se podría llegar a abastecer con aros elaborados a base de rPet (plástico Pet reutilizado) a grandes organizaciones que apoyan a la población con el tema visual”, explicó José. El tiempo estimado para producir cada aro para lentes con filamento de rPet puede ser de hasta 4 horas si se hace por medio de impresión 3D (como se ha hecho en la actualidad); pero, al optimizar el proceso, la cantidad puede ser de miles en pocos minutos.
“Al ser impreso, para mejor acabado, después se puede lijar y pintar al gusto, o también se puede dejar con la textura rústica y eso le suma característica propia o personalidad”, comentó José. Para optimizar el proceso, José considera necesaria una fuerte inversión o capital semilla, de esa forma el proyecto estaría en la capacidad de adquirir una trituradora, la máquina para fundir el rPet y fabricar por medio de moldes los aros para lentes.
“La idea que tenemos es distribuir en San Salvador primero y luego al resto de departamentos, o si bien se lograra tener un convenio o alianza con alguna institución ya involucrada en el tema sería mil veces mejor”, sostuvo Yasmin, sobre sus metas a futuro.
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Cuánto rPet produce El Salvador
La cifra específica del rPet producido en El Salvador parece de lo más incierta, al menos las grandes las grandes organizaciones en pro del medio ambiente la desconocen. Sí se sabe, de acuerdo con una publicación de 2021 del sitio distintaslatitudes.net que cita cifras de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), que en el país hay un estimado de 3,000 a 5,000 recolectores (reciclador) de desperdicios.
El artículo, de autoría de Claudia Chicas, estima también que a un reciclador, en aquel entonces, le pagaban 0.08 centavos de dólar por 453 gramos (una libra) de papel, entre 0.08 y 0.11 centavos por 543 gramos de plástico y 0.06 centavos la de chatarra (metales). Otra cifra que llama la atención es que, en un día considerado como bueno, un reciclador recoge aproximadamente 18,143 gramos de envases Pet. S
on casi 40 libras. Eso significa que, salvo en días excepcionales, lo que gana un reciclador salvadoreño promedio es insuficiente para lograr un salario mínimo, poco más de 300 dólares al mes. Para que un recolector pueda ganar 70 dólares a la semana, debe salir de su casa a las 03:00 horas de lunes a sábado (o incluso domingo) y, con lámpara en mano, dedicarse todo el día a la búsqueda de materiales reutilizables por calles, colonias, barrancos y basureros.
Además, la pubicación de distintaslatitudes.net establece que, según los registros del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en 2019 todos los salvadoreños generaron casi un millón y medio de desechos; de los cuales 37,169 toneladas fueron procesadas dentro de las 45 composteras municipales, mientras que otras 61,949 toneladas fueron recuperadas para reciclaje. Al sumarlas, ambas cantidades apenas llegan al 6.5% del total de residuos generados.