A Yuri Rodríguez siempre le ha tocado remar contracorriente. Nacido en una familia pobre salvadoreña, afectada por la guerra y el terremoto del 86, desde pequeño sufrió bullying y siempre tuvo que demostrar a fuerza de "puños" lo que quería.
En una entrevista con RT, el ahora campeón del mundo de fisicoculturismo contó detalles de la etapa más dura de su vida, cuando estuvo en la cárcel de Mariona, luego de participar en una pelea estudiantil.
"Nacimos en una familia desintegrada, la guerra, el terremoto, esto nos vino a desbastar bastante, nos tocó emprender desde una champa, alquilando toda la vida, incluso hasta el momento. Cuando entro al bachillerato es cuando tengo problemas estudiantiles, es muy común estas problemáticas, tratar de darte a conocer por algo, en su mayoría por la violencia", contó en la entrevista.
"Estábamos para estas épocas de vacaciones de Semana Santa. Decidimos irnos a beber a la casa de alguien. Viene un muchacho del otro instituto con camisa mangas tres cuartas, esta trae insultos para el Instituto de nosotros, era un desverguero, y nosotros éramos iguales. Era el momento de agarrarlo, quitarle la camisa, golpearlo y que se fuera. Cuando el pleito comienza uno de ellos, que no conocía, saca un corvo. De alguna manera, los estudiantes “morboseabamos” con el momento de poder matar a alguien, poder puyarlo, pero eso es pensarlo, no llevarlo a la acción. Cuando eso estaba sucediendo, yo me puse pálido. Ya le había pegado un trompón en la cara para que se quitara la camisa, no se la quería quitar. Viene el otro muchacho, saca el corvo, empuja, y yo me quedé “lo mató”. Suerte, de alguna manera, para él y para nosotros, él se hace para atrás, el corvo a duras penas y toca el abdomen, le quitamos la camisa, un par de piedras y nos fuimos", narró.
Fue entonces que, a los minutos, la policía los bajó del bus en el que se trasportaban, los registraron y les encontraron el corvo.
Yuri fue condenado a 8 años por el delito de robo agravado. "Me mandan para Mariona a continuar lo que ya había comenzado, se me derrumbó todo. Al llegar, tenía algunos amigos que había hecho en la primera entrada (a prisión). Me ubicaron en una mejor celda, la mejor, igual no es un lugar donde quieras estar. Ahí estuve aproximadamente nueve meses, o un año, hasta que luego, alguien me pidió para que estuviera en la planta alta, en la celda de coordinadores, era una celda algo privilegiada. Los coordinadores se encargan de mantener el orden en el sector, encerrar a los internos a la hora que toca, llevar la contabilidad de la caja chica, limpieza, comida, etc", explicó.
Fue entonces que tuvo que enfrentar otras situaciones. "Resulta que quien me mandó a pedir era un clonador de tarjetas, gay, me estaba llamando porque quería, de alguna manera, aprovecharse de que el joven le gustaba, no sé yo. Al llegar allá sí sentí el acoso de él, no es que fuera violento, sino que tenía poder. Yo no la pasé muy bien, pues, me sentía en todo momento acosado. A él no le gustó que yo no cediera, así que no duré mucho, como dos meses. Quiere deshacerse de mí, quiere mandar a traer otro joven, pues tal vez con él si se puede, y me manda de segundo encargado de una celda. En esta celda pues igual la pasé bastante mal, tenía como 21 años, 22, ser encargado de una celda donde hay asesinos, violadores, de todo", narra.
Explica, además, que si bien ahí hacía pesas, fue mucho antes que ya le había nacido la búsqueda por perfeccionar su cuerpo. "Trato de hacer memoria cuál es el origen en mí del fisicoculturismo y no comienza en la cárcel. Yo siempre fue de alguna manera admirador de los cuerpos grandes, bonitos, tonificados, incluso de las artes marciales, porque yo siempre fui flaquito, fui un blanco para los más grandes, siempre me golpeaban, siempre me decían cosas.... aunque sabía defenderme, no daba miedo, no inspiraba nada, entonces, siempre tenía que terminar demostrándolo a los puños", contó.
Y luego, habló de su reinserción a la sociedad, y de su despegue en las pesas y el fisicoculturismo. "Cuando salgo de la cárcel, me voy a meter al polideportivo a ver si me dan la oportunidad de levantar pesas, me dicen que si soy estudiante sí, que llegue al día siguiente". Poco tiempo después, participó en un evento de fisico de la Universidad Nacional, a donde quedó campeón. Y a la semana, en un privado a donde obtuvo un segundo y un tercer lugar, todo pese a formarse de manera autodidacta, sin guía alguna formal, sin carrera. Eso le llevó después a participar en la federación, y, al final del año ya era campeón de novatos y acabó cuarto entre los avanzados. "AHí dije, esta es mi carrera, me voy a dedicar al fisicoculturismo, y el otro año voy a ser campeón mundial".
Sin embargo, como él mismo cuenta, "pasaron 16 años y medio. Tal vez hubiera sido más corto si hubiera habido más apoyo. Lastimosamente tocó solo, lo practicaba de alguna manera mediocre, entrenaba, hacía mi dieta, pero si salía alguien a decirme vamos por unas pupusitas, o yo mismo, si me sentía cansado, no entrenaba, las cosas las hacía a medias".
Pero en "el 2010 nace el campeón, porque mi mentalidad cambió. Llevar mi cuerpo, comenzar a pensar qué haría el campeón no deja de entrenar, no falta a la dieta, es otra mentalidad, yo no sabía qué piensa el campeón, lo imaginaba, y lo agarraba para mí", contó.
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