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Déjá vu bukeliano

La vida se ha encarecido y los tres años de bukelismo no han hecho nada frente a esta realidad. Siguen empaquetando discursos para usarlos como herramientas de propaganda y hacerle creer a la gente que todo es culpa de los mismos de siempre, pero el tiempo avanza y alcanza para demostrar que el Presidente es uno más de los mismos de siempre

Por Andy Failer
Comunicólogo y político

Esto qué estamos viviendo y qué flota en la coyuntura de nuestra realidad política, ya lo vivimos antes. Durante los meses de confinamiento fuimos testigos de la misma estrategia de Bukele. Ahora es la DOM en lugar del PES, el discurso agresivo y autoritario con el que mandó a cientos de personas a centros de detención durante el Estado de Emergencia es el mismo con el que hoy ataca a la oposición y a la comunidad internacional sembrando la falsa idea de que están defendiendo a las pandillas, lo hace bajo el Régimen de Excepción impuesto, y lo hace con la justificación de “proteger al pueblo”. Los ataques y amenazas a la libertad de prensa continúan, hoy hasta penados con 15 años de cárcel para aquel que se atreva a reportar sobre las pandillas. Y claro, las medidas económicas para aliviar temporalmente el bolsillo de las familias salvadoreñas, es el envoltorio de este paquetazo. Este déjà vu es la antesala de la reelección presidencial.

Es cierto, la gente agradece sentirse más segura en su comunidad o puesto de trabajo. Y seguramente es un gran alivio ahorrarse una cantidad de dinero considerable que ya no se usará para pagar la renta. Pero, ¿por qué hasta ahora? Ya van casi tres años del Plan Control Territorial y hasta hoy que se tomaron algunas acciones. Es difícil no pensar que lo recientemente sucedido, así como en gestiones de gobiernos anteriores, estalló tras un pacto muy turbio y su culmen fueron los 62 asesinatos del pasado 26 de marzo. El tiempo hará que la verdad salga a la luz, de momento enfoquémonos en cómo esta crisis ha sido utilizada para dar el banderillazo de salida de la carrera electoral para el 2024. Algunas piezas ya se habían puesto en marcha mucho antes, pero este déjà vu nos revela que la apuesta seguirá siendo la N de Nayib.

La inflación ya se está viviendo con mayor crudeza, pero esto se veía venir desde antes del conflicto de Rusia con Ucrania. Así que nada justifica la aprobación de decretos a la carrera, como lo ha hecho la Asamblea Legislativa en sus últimas sesiones ordinarias y extraordinarias. Y ante ello no hay gobernanza pero sí hay un marco discursivo del Presidente ya tiene culpables y frente a un escenario en el que las personas se quejan del costo de la vida y también de la mala gestión de los diputados oficialistas, Bukele se encapricha y dice que la culpa es del periodismo, de la oposición y de la comunidad internacional, pero nunca del oficialismo y sus tres años de gobierno y del primer año de gestión de la legislatura actual. ¿Es que acaso ellos nunca se equivocan? A pesar de que algunas personas puedan comprar un poco de este discurso, hay algo que no les cuadra a todas las personas: la vida es más cara.

La vida se ha encarecido y los tres años de bukelismo no han hecho nada frente a esta realidad. Siguen empaquetando discursos para usarlos como herramientas de propaganda y hacerle creer a la gente que todo es culpa de los mismos de siempre, pero el tiempo avanza y alcanza para demostrar que el Presidente es uno más de los mismos de siempre. Si la carrera electoral por la N ya empezó, solo le resta una tarea a la ciudadanía crítica, y es que hay que propagar en nuestros entornos que la N ha fracasado, que esa estrategia que usa hoy y que usó durante el confinamiento, es campaña pero no es gobernar. Vamos para tres años de propaganda permanente y cero gobernanza.

Cuando sucede un déjá vu, nos queda esa sensación de haber experimentado algo que ya vivimos. Según psicólogos, esto sucede con más frecuencia cuando estamos bajo mucho estrés. Y eso es lo que pasó, este dèjá vu bukeliano fue activado por este abatimiento constante en el que nos sumerge la propaganda oficialista. Este país necesita salir de esta doctrina del shock, reaccionar y elegir a gobernantes sensatos y no a populistas autoritarios. Salgamos del shock y desvirtuemos este dèjà vu.

Comunicólogo y político

 

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Estado De Excepción Nayib Bukele Opinión Regimen De Excepción

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