El arte de movilizarse en zancos es considerada una acrobacia, una, que al igual que otras, implica riesgos para quienes los utilizan.
En países como España y Bélgica, los zanqueros o zancudos -como se les conoce a quienes los dominan, son muy admirados y aplaudidos.
Por ejemplo, la Danza de los zancos de Anguiano es una fiesta folclórica de La Rioja, España, que fue declarada Bien de Interés Cultural inmaterial. En esta, ocho jóvenes del pueblo, provistos de zancos de 50 centímetros de altura y enfundados en amplios faldones, danzan por una cuesta empedrada mientras giran.
En Bélgica, por otra parte, es famosa la batalla en zancos de los guerreros de Namur. Esta tradición data de 1411 y persiste para el deleite del público.
Al otro lado del Atlántico, en el istmo Centroamericano, los acróbatas sobre zancos salvadoreños son parte de las ferias, carnavales, desfiles de fiestas patronales, activaciones de marcas y una diversidad de eventos donde el color y la alegría son parte esencial.
Pero al igual que todos los artistas culturales y circenses, los zanqueros luchan a diario por dignificar su arte ante la desvalorización que existe entre el público.
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Milton Alexander Juárez Álvarez es uno de estos talentosos compatriotas que descubrieron su pasión por el mundo del entretenimiento en su infancia.
Desde que tomó la decisión de dedicarse a ello, el joven libra la batalla por formarse para ofrecer un trabajo de calidad, en un país que carece de lugares para moldear su talento. Han sido las empresas y promotoras en las que ha trabajado, donde ha tenido la oportunidad de aprender diferentes trucos.
El joven acróbata salvadoreño muestra parte de su talento en su cuenta de Tiktok. VIDEO: imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://www.tiktok.com/@alexjuarezz007/video/7288059970573094149
Y su deseo de superación, el que lo ha empujado a dar lo mejor de sí y entrenar arduamente para sorprender a quienes lo contratan. Es de los salvadoreños que creen que el precio por su arte debe ser digno, y tal actitud le ha hecho perder algunas oportunidades por el bajo costo que ofrecían por su trabajo.
En entrevista vía digital, el salvadoreño de los mil rostros detalla que para un artista independiente el precio por su labor incluye no solo el gasto de transporte, si no también el costo por su vestuario, el maquillaje y el seguro por accidentes. Porque andar en zancos es un riesgo.
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Pese al desanimante panorama, Milton Alexander continúa ofreciendo sus servidos en redes sociales. En Facebook se publicita como Beaux Moments y su más reciente participación lo llevó hacia el Centro Histórica de San Salvador, donde se transformó en un monstruo de hielo.
Sí, el joven artista fue parte de la adaptación de "Frozen" de Disney que presentó la Escuela de Danza Macholah, como parte de la agenda navideña de la Alcaldía de San Salvador.
Tener la oportunidad de colaborar con la reconocida escuela liderada por Gisela Siliézar -con casi tres décadas de trayectoria- ha sido una gran satisfacción. Y no solo por ser parte del elenco, sino porque desde muy joven ha admirado a los artistas de la danza clásica.
Además de "Frozen", en el que se disfrazó del monstruo de hielo creado por Elsa, también trabajó con Macholah en su versión de "Mohana", como Te Kā.
Pero Milton Alexander no solo domina los zancos, también caracteriza a los tradicionales viejos de los desfiles de correo entre otros personajes y domina la trompeta, el instrumento que aprendió durante sus años de formación escolar. Las bandas escolares son otra de sus pasiones.
Tanto que ya como artista tuvo la oportunidad de ser instructor de una en el distrito de Santo Tomás.
Hay que destacar que el amor por las artes lo fortaleció en su casa, gracias a sus padres. Mayra Álvarez, su progenitora, cuenta que fue su otro hijo, el hermano de Milton, quien le terminó de dar el empujón para dedicarse a lo que hoy es su forma de ganarse la vida.
Para su mamá, es un orgullo ver cómo su hijo ha tenido el valor de dedicarse a lo que ama, disfrutándolo al máximo y luchando por dignificar su arte.