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Los constructores europeos del Hospital Rosales

Hace casi 135 años, una empresa de fundición establecida en Bélgica recibió el encargo de construir un hospital con placas metálicas desmontables, mediante el Sistema Danly.

Por Carlos Cañas Dinarte | Ene 11, 2025- 05:31

Aspecto del Hospital Rosales en 1902, año de su inauguración.

Los primeros hospitales de San Salvador, el San Juan de Dios y el del Patrocinio, fueron fundados en 1806, en las cercanías de los actuales Mercado Sagrado Corazón e Iglesia del Calvario, por los filántropos españoles Fernando Antonio Escobar (1725-1807) y José Abascal.

Para reemplazarlos, en 1883 se premió con mil pesos el plano del nuevo nosocomio general, elaborado por el capitán francés de artillería Joseph Albert Touflet, y se negociaron sus terrenos al poniente de la ciudad, gracias al patronato religioso de San Vicente de Paúl y al cuantioso legado monetario dejado por el millonario banquero y político José Rosales, quien fuera alcalde de San Salvador, senador y presidente de la república por unos pocos días, en junio de 1885. La primera piedra de los cimientos del ahora Hospital Rosales fue colocada en una ceremonia especial desarrollada el 12 de abril de 1891, cuando se depositó en ese lugar una metálica "cápsula del tiempo", que contenía una copia del acta de creación de la institución y ejemplares de los diarios capitalinos de aquella mañana.

El capitán de artillería Joseph Albert Touflet nació en Thiberville (departamento de Eure, Alta Normandía), el 25 de julio de 1850. Graduado de la décima promoción (1871) de la Escuela Politécnica francesa (donde fue compañero del futuro mariscal Ferdinand Foch), desembarcó en el puerto de La Libertad, a las 06:00 horas del 5 de mayo de 1882, del vapor estadounidense Río de Janeiro. Su nombre fue registrado en la aduana como Alberto Jeuflet y así quedó consignado para siempre en las páginas del Diario Oficial salvadoreño. Llegaba al país como asesor secreto del ejército del gobierno dictatorial del médico Dr. Rafael Zaldívar.

En pocos meses, el capitán Touflet ya estaba involucrado en labores de construcción. En la ciudad de San Salvador, diseñó los planos y dirigió las labores de edificación de la fortaleza conocida como Cuartel de Artillería, en el predio ahora ocupado por el Mercado ExCuartel o de Artesanías.

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Interesado por piezas arqueológicas pipiles y mayas, así como por hacer mediciones geodésicas del cerro de San Jacinto, el capitán Touflet acompañó al Dr. Zaldívar a Atiquizaya, para que el mandatario interrogara a un general rebelde, llamado Francisco Menéndez, de quien Touflet diría: "Ese hombre no es cualquier cosa: hay que temerle. Me gustaría estrecharle la mano". Pero no tendría ocasión ni de temerle ni de estrecharle la diestra, pues el capitán y constructor normando moriría en batalla contra el ejército guatemalteco, el 1 de abril de ese 1885, mientras dirigía las baterías artilladas salvadoreñas en la loma del Calvario, cerca de Chalchuapa, en el departamento de Santa Ana.

Hospital Rosales
Hospital Rosales en 1902.

El capitán Touflet fue sepultado en una tumba modesta, abierta en el camposanto del antiguo hospital santaneco. Doce años después, fue exhumado e inhumado en el sepulcro 4, fila 13, del tercer cementerio de Santa Ana, puesto en funciones desde el primer día de 1897. Bajo un pequeño obelisco de mármol, se le rinde permanente homenaje mediante los versos esculpidos —con errores ortográficos— sobre una placa de mármol al pie. Esos versos proceden del poema A Touflet, del poeta, banquero y político salvadoreño Calixto Velado, publicado en agosto de 1888, en el primer ejemplar de la revista Repertorio salvadoreño, de la Academia de Ciencias y Bellas Letras de San Salvador:

"Ese que en la tumba ves

Durmiendo el último sueño

Fue más que salvadoreño

Pues lo fue siendo francés".

El gobierno salvadoreño emitió acuerdos ejecutivos (14 de abril y 13 de julio de 1885) para que se les entregaran a su madre y a su viuda 200 y 100 francos mensuales como respectivas pensiones vitalicias.

En el año 2001, la propiedad de la tumba de Touflet le fue comprada a la municipalidad santaneca por la filial salvadoreña de la telefónica francesa Telecom, cuyo presidente era Dominique Saint-John, también graduado de artillería en la Escuela Politécnica.

Seis años después de la muerte en combate del capitán Touflet, los planos que él diseñó para el Hospital General de San Salvador fueron enviados por el gobierno de los generales hermanos Carlos y Antonio Ezeta a Bélgica, para que fueran transformados en un edificio metálico pionero. La empresa contratada fue la Société des Forges d'Aiseau, situada en la localidad de Aiseau, en la provincia balona de Hainaut, en el Reino de Bélgica.

¿Cuál era el origen de esa empresa, destinada a ser proveedora de muchos edificios metálicos para los establecimientos coloniales de Bélgica en el Congo africano, así como en la isla Sumatra, Costa Rica, Brasil, México, Chile, Mozambique y El Salvador?

Hospital Rosales
arjeta postal con fotografía blanco y negro del edificio central y estatua dedicada al benefactor del nosocomio sansalvadoreño.

En el hogar formado por Joseph Jean François Emmanuel Danly (1802-1858) y Marie Barbe Thèrése de Dobbleaer (1808-1864) fueron gestado dos hermanos, bautizados Louis (Macon, Hainaut, 01.feb.1837-Tamines, Namur, 21.feb.1883) y Joseph Barbe Leonard (Marcinelle, Hainut, 19.marzo.1839-Ixelles, Bruselas, 21.jun.1909). El primero de ellos se dedicó a banquero y el segundo se graduó como Ingeniero Civil de Minas en la Escuela de Artes y Manufacturas de la Universidad de Lieja.

En 1863, ambos hermanos se unieron en una sociedad comercial y compraron una forja de metales en la localidad de Aiseau. Allí, Joseph contrajo matrimonio con Joséphine Marie Octavie Léandrine Jullien (Hasselt, 07.nov.1839-Aiseau, 14.agto.1897) y procrearon a su único hijo Albert Marie Joseph Nestor (Aiseau, 17.abril.1867-Boulougne-Billancourt, Île-de-France, 08.jun.1908).

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Para darle un giro a las labores de aquella forja, los hermanos la destinaron a la fabricación de materiales para ferrocarriles mediante el enchapado metálico y sus procesos de fundición, estampado y galvanización mediante aplicaciones de zinc.

Cuando su hermano falleció, Joseph se dedicó a trabajar en registrar las patentes de sus invenciones en el uso industrial de los metales. En julio de 1865, obtuvo la de la construcción de edificios mediante chapas estampadas y tomó parte en la Exposición Universal de Amberes, donde exhibió algunos de sus proyectos de casas y edificios prefabricados bajo el denominado Sistema Danly.

Hospital Rosales
Tarjeta postal monocromática, con el rostro de José Rosales y un plano capitalino que muestra al Hospital Rosales. Imagen cortesía del coleccionista Ing. Carlos Quintanilla.

Fabricadas con láminas de hierro galvanizado, las edificaciones hechas mediante el Sistema Danly están formadas por láminas con los cantos doblados a 90 grados y ensambladas entre sí sin marco, para dar como resultado una verdadera caja de metal, pero que en un primer momento no permitía la construcción de edificios de gran tamaño o de varias plantas. En 1887, una nueva patente perfeccionó dicha técnica constructiva y eso permitió que la sociedad anónima Forges d'Aiseau -constituida por Joseph y otros socios en agosto de 1885- construyera edificios de mayor volumen, como el Hospital Rosales, el almacén del belga Jean Balette y el Hospicio de Huérfanos (ahora Mercado Sagrado Corazón), los tres ubicados en la ciudad de San Salvador, capital de la República de El Salvador; el Edificio Amarillo (San José, Costa Rica), el templo del Corazón de María de Guayacán (Coquimbo, Chile), el Palacio de Hierro (Orizaba, México), el Chalet de la Universidad Federal de Pará (Belém, Brasil), La Casa de Hierro-Villa Julia (Urbanización El Paraíso, Caracas, Venezuela) y muchas estructuras metálicas más en diversas partes del mundo, vinculadas con el Reino de Bélgica y sus intereses coloniales.

Para países situados en el Cinturón de Fuego del océano Pacífico, sujetos a constantes terremotos y erupciones, ofrecía una opción eficiente para construir sistemas modulares prefabricados, que pudieran fundirse por piezas en Bélgica, transportarse en grandes cajas por vía marítima y ser ensamblados en los terrenos asignados en sus lugares de destino. Ese ensamblaje consistía en la fijación en el suelo de columnas o perfiles de hierro al que se les adherían láminas metálicas estampadas y fijadas con tornillos. Dado que cada pieza estaba numerada y se acompañaba con un detallado manual de instrucciones, cada construcción resultaba liviana, fácil de transportar y de armar, lo que redundaba en un menor tiempo de construcción y en no depender de mano de obra especializada para las obras.

Por su proceso de galvanización, el Sistema Danly de edificios modulares prefabricados resultaba ideal para ambientes calurosos y húmedos, así como para proporcionar infraestructuras de rápido montaje en países y territorios sujetos al impacto de desastres naturales como huracanes, monzones, terremotos, tsunamis, erupciones e incendios. Eso permitió que el mismo fuera copiado y adaptado por otras empresas de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, quienes posicionaron sus creaciones en lugares como San Francisco (California), Chicago (Illinois), Valparaíso (Chile) y otros tras devastadores fenómenos de la naturaleza.

Tras la muerte de su esposa e hijo, el ingeniero Joseph Danly desistió de continuar con las labores de la Société des Forges d'Aiseau. A las dificultades comerciales y financieras iniciadas en 1906 se unieron las imposibilidades de lograr que otros socios asumieran la conducción del aparataje de la empresa. La misma entró en bancarrota y cerró operaciones al poco tiempo del fallecimiento de su anciano segundo fundador.

Luego de la llegada de las enormes cajas de madera, el Hospital General de San Salvador fue ensamblado bajo las órdenes del ingeniero belga André Bertrand al final de la calle de Minerva, nivelada en la última década del siglo XIX gracias al trabajo diseñado pocos meses antes de fallecer por la Dra. en Ingeniería Topográfica María Antonia Navarro Huezo (1869-1891), primera fémina graduada en El Salvador (20.sept.1889) y primera ingeniera la región iberoamericana.

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Inaugurado el 13 de julio de 1902, ese día fue designado Hospital Rosales, en homenaje al mecenas que cedió parte de su finca San Diego y trozos de su vasta fortuna para la construcción del nosocomio.

Hospital Rosales
Monumento funerario de José Rosales en la Sección de Hombres Ilustres del Cementerio General de San Salvador.

Dos años más tarde, el Rosales fue dotado con una baranda metálica instalada sobre una balaustrada de cemento armado, una obra creada al mismo tiempo que el perímetro metálico del parque Dueñas (ahora plaza Libertad), como parte de las obras públicas de la Primera Exposición Nacional de industrias y artes, inaugurada el primer día de agosto de 1904 en la finca Modelo (después Zoológico, ahora desaparecido). Desde 1944, al lado sur de esa balaustrada pasa la Alameda Franklin Delano Roosevelt, bautizada así como homenaje nacional al presidente estadounidense fallecido en ese año y quien colideró buena parte de la Segunda Guerra Mundial.

En sus 132 años de historia, el Hospital Rosales ha resistido terremotos, erupciones, guerras y muchos eventos naturales y humanos más. En sus salones laboraron, nacieron, se curaron o fallecieron muchos personajes de la historia nacional y centroamericana. Entre ellos, el médico, naturalista escritor y político Dr. David Joaquín Guzmán Martorell -autor, en 1924, de la Oración a la bandera salvadoreña-, el poeta, periodista y andariego colombiano Porfirio Barba Jacob (cuando usaba el alias Ricardo Arenales), el escritor hondureño Augusto Constantino Coello -autor de la letra del Himno Nacional de su patria-, el científico salvadoreño Dr. Darío González Guerra -introductor de los rayos X en Centroamérica, en 1895- y otros.

Con la demolición de la estructura metálica del Hospital Rosales -la más grande de su tipo en territorio iberoamericano-, iniciada en la última semana de diciembre de 2024, se le da un triste final a una institución pionera en cuanto a arquitectura, ingeniería y diseño de hospitales, además de que se tira al suelo el legado cultural de Bélgica y Francia en El Salvador.

Las salas laterales, los pabellones internos de recuperación para hombres y mujeres, la capilla y el resto de las estructuras metálicas originales llegadas desde Bélgica bien pudieron ser restauradas y destinadas para un museo, una biblioteca médica, un centro cultural, etc.

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