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Nacionalismo económico

Con Trump se espera el despliegue de lo que se podría llamar un “nacionalismo económico”… más intenso en tanto el gobierno no cuenta con los tradicionales ocho años de poder, sino cuatro pues, como es conocido, el republicano tiene cerrada la posibilidad de reelección.  

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

El año 2024 significó un tiempo de reposicionamiento geopolítico muy importante para las potencias mundiales. Mientras el año que estamos comenzando, no presenta un paisaje distinto. La lucha por la hegemonía sigue activa, y lo sucedido el año que terminamos marca en cierta manera las tendencias del futuro próximo.

Sin embargo, los conocedores no descartan giros interesantes del statu quo geopolítico.

La guerra en Ucrania, el conflicto armado entre Israel y sus enemigos, el fin del poder de Bashar al Asad en Siria, la perpetuación de Maduro en Venezuela, Milei en Argentina y el retorno de Trump a la presidencia son, quizá los sucesos más importantes del año recién pasado.

Además, en este año ocupará un papel de suma importancia el pulso económico-político entre la República Popular de China y los Estados Unidos. Algo de ello estamos viendo con la machacona insistencia del presidente electo norteamericano respecto a la presencia china en lugares claves como el Canal de Panamá.

¿Será el año 2025 el año de la paz en Ucrania? Hay muchas expectativas, sobre todo por el cambio en la presidencia norteamericana y la relación de los Estados Unidos con la OTAN (uno de los protagonistas “silenciosos” del conflicto eslavo). Hay quienes esperan que Trump presione para lograr una paz “a cualquier costo”, tanto para Ucrania como para Rusia; sobre todo considerando que el futuro de esa guerra pasa por la voluntad de los norteamericanos para seguir supliendo material de guerra.

Sin embargo… todo el mundo sueña con una salida negociada, pero -ya se sabe- esos “negocios” nunca son rápidos. Kiev y Moscú tienen que ceder en sus pretensiones, que son, fundamentalmente, territoriales; con lo que eso implica de acceso para los rusos al mediterráneo, y el mantenimiento de la apertura para los ucranianos de los canales comerciales para sus exportaciones agrícolas.

Por otro lado, Hezbolá, Hamás e Irán se han enzarzado en una guerra con Israel, que no tiene trazas de terminar en el corto plazo. Los indicios muestran que Israel no realizará la desocupación militar de Gaza, una condición sine qua non para que se alcance una paz negociada. Queda por ver si el alto al fuego entre Israel y Hezbolá, que caduca el 25 de enero, se mantiene o la guerra se vuelve a instalar en territorio libanés.

Lo que presenta mejor cara es el conflicto entre Israel e Irán pues el segundo, dado el transcurso de los acontecimientos, lleva las de perder económica y, sobre todo, políticamente a su interior, si las beligerancias continúan. Por lo que es razonable esperar que poco a poco Irán -al menos de manera directa- se retire de la confrontación.

En todo esto tiene peso específico la promesa de Trump de apartar a los Estados Unidos de escenarios internacionales que no reporten un beneficio directo a su idea de hacer de nuevo grande a “América”. Además de su anuncio acerca de aplicar, como franca medida de proteccionismo, presión económica tanto a sus aliados: Canadá, México y la Unión Europea, como a sus “enemigos”, que es lo mismo que decir la República Popular China.

Hay quienes pronostican que la guerra de misiles, drones, e intimidación por medio de la presencia en las costas de flotas y armadas se trasladará al campo comercial, con el establecimiento de aranceles de importación que impactarán la economía global.

Una guerra comercial que tiene como arteria vital para su desarrollo el control comercial del Canal de Panamá. Quizá por ello en los últimos días el tema esté cobrando una presencia casi imprescindible en los discursos del neo presidente norteamericano.

Con Trump se espera el despliegue de lo que se podría llamar un “nacionalismo económico”… más intenso en tanto el gobierno no cuenta con los tradicionales ocho años de poder, sino cuatro pues, como es conocido, el republicano tiene cerrada la posibilidad de reelección.  

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Balances Políticos Donald Trump Opinión

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